El alcalde de Portoviejo, Javier Pincay, se reunirá con comerciantes de la parroquia Picoazá para abordar la oposición al inicio de los trabajos de mantenimiento del Puente Picoazá, que es metálico, en uno de sus accesos principales. El lunes 30 de septiembre de 2025, los comerciantes bloquearon el arranque de las obras programadas. Estas requieren un cierre vehicular de al menos 40 días, debido al temor de pérdidas en ventas durante las festividades navideñas. La reunión busca conciliar posiciones. El municipio insiste en ejecutar la intervención rápidamente para evitar riesgos en diciembre. Esto es vital en un puente cuya estructura presenta placas metálicas desprendidas según reportes de transportistas locales.
La parroquia Picoazá, ubicada en el cantón Portoviejo de la provincia de Manabí, Ecuador, es un centro comercial clave. Depende en gran medida del Puente Picoazá para el flujo de vehículos y peatones. Este viaducto, que conecta la parroquia con vías principales, muestra deterioro en sus componentes metálicos. Esto ha motivado la contratación de obras por parte del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Municipal de Portoviejo. El contrato, adjudicado a una empresa local, tiene un valor superior a 13.000 dólares y se centra en el reemplazo de partes en desuso para restaurar la seguridad y funcionalidad del puente.
Comerciantes piden que los trabajos se hagan después
Los comerciantes, representados por voces como Rosa Vera y María Arteaga, expresaron su desacuerdo durante la manifestación del lunes. Vera, propietaria de un local en la zona central, indicó que el cierre afectaría directamente las ventas esperadas para diciembre. Este período es clave, ya que las festividades navideñas representan una oportunidad de recuperación económica tras meses impactados por la inseguridad en la región. “No nos oponemos al mantenimiento, pero debe posponerse hasta enero para no perder esta temporada clave”, afirmó Vera. Ella detalló que los ingresos diarios cubren créditos y gastos familiares.
Arteaga, otra emprendedora local, recordó una intervención similar hace tres años, ejecutada conjuntamente por el municipio y la Prefectura de Manabí, que se extendió más allá del plazo anunciado. “En esa ocasión, el cierre duró más de lo previsto, y aunque hay accesos alternos, el flujo de clientes disminuyó drásticamente”, señaló. Ambas comerciantes aseguraron no haber sido informadas previamente de los trabajos, ya que se enteraron al ver a los obreros listos para iniciar el lunes. Este incidente resalta la importancia de la socialización en proyectos de infraestructura en comunidades dependientes del comercio.
Diálogo como vía de resolución
El alcalde Pincay, en declaraciones tras el incidente, enfatizó la urgencia de las obras para prevenir problemas durante las celebraciones navideñas. “Queremos arreglarlo ahora para no tener inconvenientes en diciembre, pero continuaremos dialogando con los dirigentes y comerciantes”, aseguró. Según el funcionario, los técnicos municipales ya habían realizado una socialización inicial, y los afectados habían aceptado. La intervención en el Puente Picoazá, descrita como rápida, no excederá un mes y medio. Se enfocará en el cambio de la estructura metálica deteriorada sin desarmar completamente el puente.
Pincay descartó demoras prolongadas, comparando el proyecto con mantenimientos menores que evitan cierres extendidos de seis o siete meses. “Es importantísimo para Picoazá, una parroquia comercial, tener el puente en mejores condiciones”, añadió. El municipio busca garantizar que el viaducto, vital para el transporte de mercancías y visitantes, cumpla con estándares de seguridad antes del fin de año. Transportistas de la zona han reportado riesgos por las placas desprendidas, lo que justifica la prioridad municipal.
Contexto de la parroquia y experiencias previas
Picoazá, parroquia urbana del cantón Portoviejo, alberga decenas de establecimientos comerciales que generan empleo local y atraen compradores de áreas rurales de Manabí. Su economía se basa en el comercio minorista, con énfasis en productos para fiestas y temporadas altas como Navidad.
Lorenzo Palma, presidente de la parroquia Picoazá, lamentó la oposición inicial pero reconoció la preocupación legítima de los comerciantes. “Hubo difusión previa de las obras, pero iniciaremos un nuevo proceso de diálogo con todos los actores para acordar una fecha viable”, indicó. Palma subrayó la necesidad del mantenimiento en el Puente Picoazá dada el estado actual del puente. Este estado afecta la conectividad diaria de residentes y negocios. Este enfoque conciliador busca equilibrar la seguridad vial con la estabilidad económica local.
El diálogo programado involucrará a autoridades municipales, la empresa contratista y representantes comerciales para definir un cronograma ajustado. Mientras tanto, el municipio evalúa medidas temporales, como señalización en accesos alternos, para mitigar efectos si se inicia la obra. Picoazá, con su rol en el comercio manabita, depende de estas resoluciones para mantener su dinamismo, especialmente ante el inminente período festivo que impulsa hasta el 30% de las ventas anuales en la zona, según datos de asociaciones locales.