Las universidades manabitas deben jugar un rol más activo en el desarrollo de la provincia.
Los centros de estudios superiores deben continuar mejorando su nivel, para formar mejores profesionales, tienen que revisar sus planes de estudios y las carreras que ofertan, para aportar de mejor forma al crecimiento regional. Pero eso no es suficiente.
Si bien es fundamental que la academia entregue personas con mejores competencias y preparadas para tener un nivel superior de productividad para enfrentar competitivamente los nuevos retos del mercado; es claro que su rol no debe limitarse al desarrollo del capital humano. Esa es su prioridad, pero no es lo único.
La Universidad, acosada en el pasado por un proyecto político unidireccional, se desconectó del debate público, de la generación de proyectos y ha perdido el liderazgo de opinión, orientación y participación en la vida de la gente. Es necesario que vuelva a vincularse con su medio, con la identidad y la cultura local.
“Tienen que recuperar su liderazgo y vincularse con el desarrollo local y provincial”.
Debe renacer como actor de desarrollo, como generadora de proyectos, de propuestas y de ciencia.
Para eso, debe pelear con el centralismo para mejorar sus ingresos, para que exista justicia en el aporte financiero que da el Estado, para reducir los niveles de desigualdad, pero también debe apartarse de los intereses ideológicos y políticos de su autoridad de turno.
La academia debe estar otra vez al servicio de Manabí.
Editorial de El Diario publicado este viernes 24 de septiembre del 2021 en nuestra edición impresa.