Los simulacros y otras actividades, como la capacitación permanente, que sirven para preparar a la población frente al riesgo de desastres, deben retomarse, pues el país, por sus condiciones, está siempre expuesto a eventos adversos.
En el caso específico de Manabí, el recuerdo del terremoto de abril del 2016 sigue fresco en la mayoría de la población y, pese a que han transcurrido seis años, hay muchos efectos visibles.
Los enjambres sísmicos causan temor en una población que se siente indefensa frente a la naturaleza. La reconstrucción es aún una promesa incumplida, al igual que el apoyo a la reactivación económica.
Pero los sismos son solo una parte de las amenazas que enfrenta la provincia.
“Los sismos son solo una parte de las amenazas que enfrenta la provincia”.
La sequía, por la escasez de recursos hídricos; las inundaciones atribuidas a la falta de planificación de los asentamientos humanos; los tsunamis, por la condición de provincia costera; los incendios forestales, sobre todo en los meses de verano, son factores a los que la región está expuesta.
Pareciera que los planes de prevención de riesgos se desempolvan solamente después de los eventos adversos.
No existe una programación para mantener a la capacitación como un puntal de la seguridad frente a desastres. Hay que retomar los ejercicios y la prevención.
Editorial de El Diario publicado este domingo 14 de agosto del 2022 en nuestra edición impresa.