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 Como se va desarrollando el vivir diario del país no se puede augurar que los próximos meses y días serán bastante mejores para nuestra colectividad nacional, pues no se trata solamente de problemas económicos que se presentan ante la dificultad de conseguir un empleo seguro frente a la gran desocupación que se siente en las ciudades grandes y en casi todos los poblados de Costa y Sierra, juventudes que aspiran a obtener un medio legal de trabajo obtienen como respuesta: no hay vacantes.

No son pocos los casos, pues todo el país se enfrenta a una ola de desempleo que no solamente es consecuencia de la crisis sanitaria sino que se viene arrastrando desde hace muchos años.
El asunto afecta directamente a una gran masa juvenil que ha estudiado hasta la secundaria y quieren ayudar en sus hogares y ellos mismos, demostrando que tienen capacidad para hacerlo. Vale entonces que todas las entidades públicas y privadas que requieran de mentes y manos jóvenes abran sus acciones positivas para satisfacer el mayor número de plazas laborales de ecuatorianos capaces y ansiosos de trabajar honestamente. 
Gran parte de la fuerza laboral ecuatoriana, de brazos y mentes jóvenes, se ven sumidos en la frustración por la falta de un trabajo digno. Entonces, la migración y la búsqueda desesperada de recursos se presentan como amenazadores pero tentadores fantasmas que pueden llevar a tomar decisiones equivocadas a esas personas, lo cual no es conveniente para ellos ni para el país.
La sociedad económica tiene un gran compromiso con los jóvenes honestos y responsables. Así vendrán años de unidad fraterna. A su vez, las entidades económicas de los sectores empresariales irán capacitando a miles de intelectos y brazos que Ecuador requiere para meses futuros. El Estado igual requerirá de elementos de las mismas profesionalidades.
Los capitales públicos y privados tienen que colaborar para que todos los ecuatorianos se conviertan en elementos capacitados que colaboren en la organización socio económica de nuestra nación, cuyo porvenir tiene un gran componente joven con ansias de vivir en su propia Patria con prudente seguridad. 
El futuro de la Patria comienza en la formación de la generación actual. Hay que poner en ello buena parte de los esfuerzos, a fin de garantizar la capacitación de la fuerza laboral que el país necesita para su desarrollo.
 
Enrique Delgado Coppiano