Una vez definidos los nombres de quienes obtuvieron el voto de las mayorías en las últimas elecciones seccionales, es necesario que se piense sobre el futuro de los planes de desarrollo.
La mayoría de los GAD cantonales y provinciales tienen elaborados planes de desarrollo que contienen una ruta a seguir.
Plantes, casi siempre, consensuados con sectores de la población, cuya preparación demandó tiempo y recursos financieros, con el fin de prever las líneas de avance de cada jurisdicción.
Esos planes deberían mantenerse, aunque suele ocurrir que las nuevas autoridades tienen la necesidad de plantear cambios de acuerdo con sus proyectos, puntos de vista, contingencias y requerimientos, lo cual es de esperarse porque quien llega tiene otras expectativas.
“Derogar planes de desarrollo debería ser una medida excepcional”.
No obstante, deben mantenerse las líneas generales, como por ejemplo los aspectos productivos, las obras de desarrollo, la visión a futuro.
La derogatoria de los planes y la contratación de nuevos debería darse en casos excepcionales.
Hacerlo demandará tiempo y recursos, además que obligará a iniciar un camino cuando ya hay un rumbo trazado. Lo que procede, si es necesario, es la reforma.
Editorial de El Diario publicado este viernes 10 febrero del 2023 en nuestra edición impresa.