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La lamentable tragedia que golpea a Quito, concretamente al sector La Gasca, debe llamar a la reflexión de las autoridades del país, tanto del Gobierno central como de los gobiernos locales, sobre la necesidad de fortalecer la gestión de riesgos.

Las lluvias suelen pasar factura todos los años en el país. Es parte de un problema evidentemente cíclico. En la temporada lluviosa ocurren temibles inundaciones en todo Ecuador y en los meses secos, en cambio, la ausencia de precipitaciones afecta a cultivos y animales, sobre todo en la Costa.

“La población no está preparada lo suficiente para responder ante eventos adversos”

No existen planes de alerta temprana en las zonas de más alto riesgo, excepto en las que están cercanas al mar y a las desembocaduras de los ríos por el peligro de un tsunami.

Por su ubicación y orografía, Ecuador es un país con alto riesgo sísmico, pero también suele sufrir erupciones volcánicas e inundaciones. Pero  la población no está preparada lo suficiente para responder ante eventos adversos que, en muchas ocasiones, apenas dan tiempo para tomar conciencia de lo que ocurre.

Si a eso se añade la mala planificación de las áreas pobladas, se configuran espacios en los que el riesgo se potencializa y, como en este y otros tristes casos, los desastres dejan su cuota de dolor y destrucción.
En definitiva, el Estado debe revisar los sistemas de gestión de riesgos y fortalecerlos.

Editorial de El Diario publicado este miércoles 2 de febrero del 2022 en nuestra edición impresa.