Es inadmisible que el Estado ecuatoriano y sus instituciones aún no tengan el control de los recintos carcelarios.
Si bien es destacable el operativo realizado en los últimos días a dos centros de reclusión y la contundencia de esa acción, es criticable que aún se siga reportando la presencia de teléfonos celulares, armas de fuego y más, en poder de los reos.
Llama la atención que las autoridades recién se enteren de que las puertas de acceso a los pabellones conflictivos sean de acero y con la fuerza de un blindaje. Eso dificulta la llegada de los policías y les da tiempo a los reclusos de esconder los objetos prohibidos.
“No es suficiente con uno o varios operativos, se requiere una acción integral en los centros carcelarios”
¿Cómo es posible que la fuerza pública recién y después de tantos años se entere de eso?
Los reos, además, contaban con las llaves de acceso, lo que les daba el poder de cambiarse de pabellones.
Las bandas tenían garitas artesanales elevadas, usadas para vigilar las bandas rivales y los controles policiales, así como para disparar desde lo alto durante los enfrentamientos entre grupos rivales.
Esta realidad ratifica lo que todo mundo sabe. Hay centros carcelarios controlados por los delincuentes y no por el Estado. Eso es inadmisible. Esto debe cambiar.
Editorial de El Diario publicado este viernes 18 de junio del 2021 en nuestra edición impresa.