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Hoy es el día de las elecciones en los EE.UU. y en la Era de Trump todo puede suceder. Probablemente mañana no sepamos quién ganó, ambos candidatos declararán la victoria y alegarán un fraude masivo por parte del otro. Es posible que el ganador no esté oficializado durante semanas o meses por razones constitucionales.

Desde su nacimiento en 1776, las 13 colonias originales (ahora 50 estados) conservan celosamente muchos de sus derechos y tradiciones, como el derecho de organizar sus propias elecciones con sus propias reglas sobre cómo, cuándo y dónde se puede votar. Hoy no hay solo una elección, hay 52, incluidos Puerto Rico y el Distrito de Columbia. Para complicar más las cosas, en cada estado, aunque los apellidos Trump y Biden aparecen en las papeletas, los ganadores son un grupo de “delegados” que se reunirán en Washington en diciembre para votar por el candidato que ganó en su estado. Este “Colegio Electoral” existe porque en 1783 cuando redactaron la constitución, tomó un mes contar los votos y enviar una delegación a caballo a la capital para determinar el resultado nacional.
Este año, por la pandemia, más de 100 millones ya han votado por correo o votación anticipada (el total de sufragios en 2016 fue 150 millones). Una complicación es que algunos estados comienzan a contar tan pronto como llegan las papeletas, mientras que otros tienen prohibido abrirlas hasta hoy. Algunos estados aceptarán votos que se enviaron hoy pero que se recibirán más tarde. Varios requieren identificación con foto para votar, otros que los votos por correo sean avalados por un testigo. Trump ha declarado anticipadamente un “fraude histórico” en los votos por correo; si está adelante esta noche, podría declarar inválidas todas las papeletas por correo y proclamar la victoria basándose únicamente en la votación presencial.
Habrá controversias en muchas urnas y en el conteo de votos. Cada partido tiene listo un ejército de abogados preparados para ir a los tribunales. El viernes los republicanos pidieron a un juez federal invalidar 117.000 votos realizados desde vehículos. Además, en muchos estados, las legislaturas deciden las disputas electorales, y en varios con un gobernador demócrata y una legislatura republicana o viceversa, podría enviar dos listas de delegados apoyando a candidatos diferentes. Esto no ha sucedido en 150 años y nadie sabe cómo terminaría.
Finalmente, existe la posibilidad de disturbios civiles. Ambos partidos están convencidos de que si perdieron sería por fraude. Ambos bandos tienen cientos de miles de fanáticos, muchos armados, que están listos para defender sus causas en las calles. Las fuerzas del orden están en alerta. Los próximos días revelarán la resistencia de la democracia moderna. Dios nos ayude a todos si falla la prueba.