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Los candidatos, tanto a la Presidencia de la República como a la Asamblea Nacional, deben tener una posición clara en torno a si hay o no centralismo en el país, y si apoyarían un siguiente paso hacia la descentralización.

El sistema político y administrativo de Ecuador gira en torno a figuras centrales nacionales (direcciones, secretarías, ministerios, consejos), desde las que emanan las directrices y se asignan los recursos para todo el país.
La propuesta del poder local consiste en darles a los Gobiernos Autónomos Descentralizados más capacidad de decisión y, lógicamente, más dinero, competencias y el control en el ámbito local.
En el sistema actual, por ejemplo, desde los ministerios -las llamadas plantas centrales- se decide dónde construir un puente, una escuela o asignar médicos, cuando podrían hacerlo los Gobiernos locales que conocen mejor las necesidades de sus territorios.
Si bien hay otras prioridades como la salud, el empleo, la economía y la deuda externa, por señalar unas cuantas, también hay que luchar contra el enemigo silencioso del centralismo, que merma continuamente las posibilidades de las regiones de desarrollarse y generar bienestar.
Es necesario que los candidatos, sobre  todo de provincias como Manabí, que históricamente han sido afectadas por el centralismo, expresen su posición y propuestas frente al tema.