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 Hay un Manta al que conocemos a cuentagotas y está más allá de los límites de El Murciélago, Playita Mía, el parque Central y el congestionamiento vehicular del mediodía. Ese otro Manta vive en el sur, en la periferia. Está Ligüiqui, a la que la reconocida revista National Geographic en septiembre le dedicó un artículo. Entre otras cosas hace hincapié en los seis kilómetros de corrales marinos que se extienden por la línea de costa y que fueron construidos por la cultura Manteña hace más de 700 años. Con Ligüiqui cometemos el error de no ponerle a veces los dos puntitos (diéresis) arriba de la primera u. En el sur se halla Pacoche, San Lorenzo, Santa Rosa, El Abra, Santa Marianita, La Travesía. Falta agua potable, alcantarillado y transporte. Para tener internet, en algunos lugares, hay que subirse a las lomas. En el sur se encuentra el faro, hay venta de corvina y bollos, se siembra la paja toquilla y el maíz. El miedo de los pescadores por los piratas que los azotan en altamar es una conversación de todos los días. Esta es una parte del sur de Manta y ese sur también existe.