El Estado debe responder con la reconstrucción de los efectos del terremoto de abril del 2016, aunque los gobiernos se desentiendan de ello.
El Presidente Guillermo Lasso dijo que se comprometía a buscar los recursos para lo que no estuviera financiado en las obras de reconstrucción; sin embargo, el tiempo pasa y lo único de lo que se habla es del poco dinero que aún existe en la subcuenta creada a través de la Ley de Solidaridad y del que proviene de préstamos internacionales.
Gran parte de los fondos que se obtuvieron por la Ley de Solidaridad se destinó a obras distintas de las que tenían la finalidad de reconstruir y reactivar económicamente a la provincia.
Algunas se paralizaron y quedaron abandonadas, convertidas en una muestra de mala administración del dinero.
“Hay una larga lista de obras que no están contempladas en los planes de reconstrucción”.
Mientras, hay una larga lista de obras que no están contempladas en los planes de reconstrucción, y de estos últimos tampoco se tiene la certeza de que lleguen a cumplirse.
Y ni hablar de la reactivación económica, que sigue siendo una promesa para varios sectores de la economía.
El Gobierno no puede zafarse de la responsabilidad de trazar la agenda de la reconstrucción, que debe cumplirse para recuperar a los aún afectados por esta tragedia.
Editorial de El Diario publicado este miércoles 24 de agosto del 2022 en nuestra edición impresa.