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Como la brecha entre ricos y pobres se está ampliando aquí y en Estados Unidos, lo mismo pasa entre unos pocos países ricos y los muchos países pobres. ¿Cómo llegaron los ricos y poderosos a dominar? ¿Lo merecen?
El norte de Europa se dio a conocer por primera vez en la historia mundial por su salvaje resistencia a los romanos y lanzaron su conquista mundial con las cruzadas para liberar a Tierra Santa del dominio islámico. Su ferocidad, los avances en sus armas, buques y la navegación permitieron a Inglaterra, Holanda, Francia y España conquistar, colonizar y confiscar riquezas remotas. No obtuvieron su primacía porque fueran más inteligentes, físicamente más fuertes o moralmente superiores, sino porque eran despiadados, violentos y afortunados. Conquistaron América con la guerra biológica: las enfermedades europeas mataron al 90% de la población indígena antes de que llegaran los conquistadores.
El estilo que el resto del mundo envidia e imita se basa en riquezas, ideas e inventos robados. El dominio y la cultura de Europa se construyeron a base de la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta, que se apropiaron de los chinos. Alimentaron a su gente con papas, tomates, maní, chocolate, aguacate y camotes sacados de América. Hace 5.000 años la cultura Valdivia en Manabí tenía viviendas complejas, arte, cerámica y religión, agricultura y ropa de algodón tejida, mientras que la gente del norte de Europa vivía en cuevas y vestía pieles de animales.
¿Cómo mantienen su estatus? La economía global controla los precios de las materias primas, las grandes universidades producen futuros científicos y líderes, los testaferros desechables manipulan a las masas y se usa la fuerza militar si es necesario. Las instituciones de élite perpetúan el poder de las familias favorecidas. Un pequeño grupo de mega corporaciones controlan la cultura a través de películas, televisión y música. Usan la psicología para estampar quién es superior y quién es inferior. ¡No se deje engañar! La biodiversidad de Ecuador es insuperable, somos los Guardianes de Galápagos, uno de los santuarios sagrados del mundo y somos tan o más inteligentes, fuertes, trabajadores, amables y honestos como la gente de los países más “desarrollados”.
Por supuesto, la globalización favorece a los que ya están en la cima, pero no hay razón para que permanezca así para siempre. ¿Cómo podemos cambiar este sistema injusto? Dicen que si le debe al banco 20 mil dólares y no puede pagar, tiene un problema, pero si le debe $20 millones, el banco tiene un problema. Ninguna nación deudora puede enfrentar sola las finanzas mundiales sin terminar como Venezuela. Pero si todos nos pusiéramos de pie juntos y gritáramos “¡basta!”, ¿quién sabe?

Michael Frederic Feldman
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