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 Las autoridades manabitas no saben  defender  las obras planificadas y los recursos económicos de la provincia, menciono esto por todas las obras inconclusas que encontramos. La  comodidad de nuestras autoridades es notoria al no  exigir a quien corresponda  la conclusión de  los proyectos. 

En esta ocasión me referiré exclusivamente  al muelle de Crucita, que estaba proyectado para ser el más grande de Manabí y que su obra se   adjudicó  en  el 2016  con  fondos  de la Ley de Solidaridad, debiendo estar terminada en el 2018.
Han transcurrido  meses y el plazo de entrega  fue extendiéndose, logrando la contratista, Consorcio de Puertos Artesanales, que le aprueben cinco extensiones del contrato. El valor inicial  de 33 millones de dólares, se incrementaron 16 millones,  cuyo costo final  es de $49 millones.
Sin embargo, ahora es una  obra calificada como “suspendida”,  el contrato millonario   estuvo bajo la administración de Inmobiliar y su contratante el Secob.  En la actualidad ambas  entidades están disueltas y sus competencias pasaron al Ministerio de Transporte y Obras Públicas.
El ministro de Transporte y obras Públicas, Gabriel Martínez, indicó  que no hay recursos económicos para continuar,  manifestando que existen otras obras prioritarias como las hospitalarias  y para finalizar expuso que el municipio debe hacer expropiaciones para continuar la obra.
En conclusión: Se evidencia, una vez más,  la  falta de control y seguimiento por parte de   autoridades nacionales y locales en los trabajos, reflejando  incompetencia y pésima planificación en todo sentido. En esa misma  lista le siguen sus administradores, contratista, fiscalizadores, etc. 
Como dato interesante es importante resaltar dos anomalías del muelle. La primera es su reducida área para faenar pescado, donde existirían 29 mesas para 174 evisceradores, cuando en toda Crucita laboran más de 3.000. Pregunto: ¿Dónde ubicarían a los demás? Entendemos que con el muelle nos modernizamos y es el fin de las ramadas. La segunda anomalía es la falla en los estudios batimétricos, porque en la actualidad no pueden   entrar los barcos nodrizas a cualquier hora.
Los manabitas seguimos siendo burlados con obras mal hechas e inconclusas y   sobreprecios, dejándonos como gran adorno un elefante blanco como muelle.
Mientras, el balneario seguirá esperando las obras de agua potable, calles asfaltadas, muelle,  alcantarillado pluvial y sanitario, para desarrollarse adecuadamente.
 
Jorge Eduardo Loor Zambrano