Siempre se supo que el caso El Universo, mediante el cual el expresidente Rafael Correa Delgado enjuició al periódico ecuatoriano, sus ejecutivos y un articulista de opinión, fue el resultado de la intromisión del poder político sobre la justicia.
Eso tiene nombre y apellido: corrupción judicial y abuso de poder.
En buena hora este caso fue elevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; y no cabe duda, que la única sentencia posible es una condena al Estado ecuatoriano, a las personas que ejercían el poder y tuvieron que ver en la decisión judicial abusando de ese poder.
“El fallo debe ser a favor de la libertad de expresión y del derecho de cuestionar a los gobernantes”.
Ese esperado pronunciamiento de la Corte Internacional no debe ser tomado como una condena a favor del periódico, de sus directivos o del articulista, será, realmente, un pronunciamiento a favor de la gente.
A favor de la libertad que tienen los ciudadanos de cuestionar a los políticos, de la libertad de expresión y de debatir en público las acciones de quienes ostentan una responsabilidad en las instituciones de un país.
De hacerlo con libertad, aunque los temas y los términos no les gusten a quienes están de paso por el poder.
Editorial de El Diario publicado este jueves 17 de junio del 2021 en nuestra edición impresa.