Un jurado especializado busca, en un campeonato que se celebra en Buenos Aires, el “mejor alfajor del mundo”, por lo que compiten alrededor de 300 ejemplares de un dulce de gran tradición en países como Argentina, donde es la golosina más popular.
En una galería ubicada en plena calle Florida, una de las zonas más comerciales y turísticas de la ciudad, junto a la teatral avenida Corrientes, la primera edición de la “Feria Argentina del Alfajor” reúne desde el lunes pasado a productores de todo el país que exponen y venden sus productos, un evento que culminará el viernes con la elección del más destacado alfajor del mundo.
“Estamos degustando aproximadamente 300 alfajores que han venido de Argentina y otras partes del mundo. Se van a realizar dos jornadas de degustación y el viernes vamos a anunciar el mejor alfajor del mundo”, cuenta Juan José Soria, director técnico del campeonato mundial.
En total, 12 expertos, entre pasteleros, empresarios, periodistas o ‘influencers’ de alfajores, deberán analizar muestras enviadas por las empresas participantes, sometidas a una evaluación sensorial bajo un procedimiento de cata a ciegas, asignando un puntaje a las características sensoriales establecidas.
Los alfajores compiten en categorías como el “mejor chocolate” negro o blanco, “mejor dulce de leche”, “mejor relleno de fruta” y “mejor galleta”, pero también en aspectos como su tamaño y su empaque.
En cada una de esas categorías se entregarán medallas de oro, plata y bronce y finalmente los ganadores de cada categoría competirán por ser el “Mejor alfajor del mundo 2022”.
Soria aclara que los jueces “van degustando los alfajores de forma aleatoria” y apuntan los datos, que se juntan al finalizar la competencia.
“El alfajor se entrega en unas bandejas negras en las que no se puede ver el contenido. El jurado lo destapa cuando llega a la mesa”, señala el portavoz del campeonato.
EL ORIGEN DEL ALFAJOR
Según relata la web oficial del campeonato, la palabra “alfajor” proviene del árabe “Al-Hasú”, cuyo significado es “el relleno”, que tradicionalmente consistía en una base de pasta de almendras, nueces y miel.
Un producto que fue introducido en España durante la invasión árabe de la península ibérica y que quedó para siempre en su cultura.
Fue así que la inmigración española exportó ese apetitoso dulce a Argentina, en un principio con forma rectangular. La forma redonda con la que alcanzó la fama fue aportada por el químico francés Augusto Chammás, que en 1869 inauguró en Argentina junto a su esposa una pequeña fábrica dedicada a la confección de dulces y confituras.
Desde entonces, el concepto creció hasta adquirir la magnitud de hoy, ya que el alfajor, omnipresente en la sociedad argentina, se prepara de multitud de formas y tamaños. EFE