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Las 90 mil localidades del emblemático Rose Bowl Stadium de Pasadena, una localidad al este de Los Ángeles, se tiñeron del color de los merengues para presenciar el amistoso entre el Real Madrid y la Juventus de Turín.

“Vendo las banderas del Madrid a 20 dólares y las de la Juventus a diez dólares. Y ya solo me quedan tres del Madrid”, explicaba a Efe un vendedor ambulante hora y media antes de que diera comienzo el último encuentro del Soccer Champions Tour.

A más de 10 mil kilómetros de distancia de la capital española, los de Carlo Ancelotti podrán decir que se han sentido como en casa en este estadio del sur de California, que cuenta 10 mil localidades más que el propio Bernabeú y donde prácticamente todas ellas quedaron ocupadas por forofos del Madrid.

Ni el precio de las entradas, en los 100 dólares de media, ni las colas para aparcar, superiores a las dos horas, han evitado que el legendario Rose Bowl colgara el cartel de completo.

En el ambiente, el español también era omnipresente, pues en los barrios del este de Los Ángeles, zona donde se ubica el coliseo, la población hispana llega al 80 y 90 %.

“Hasta acá venimos toda la familia, somos todos madridistas. Tenemos que apoyar a la ‘Madre Patria'”, bromeaba Roberto, un salvadoreño, mientras sus hijos se hacían una foto con el autocar del Madrid.

Las banderas de El Salvador, México, Nicaragua y Guatemala ondeaban al lado junto al escudo del Real Madrid. Era imposible ver una camiseta o bufanda de la Juventus.

Y entre las pocas personas que portaban una enseña de la “vechhia signora” no había mucho convencimiento. Ana, era una de ellas: “Yo soy del Barcelona, pero mi familia es del Madrid y quería venir a ver el partido, así que me puse esta camiseta”.

Su familia celebraba la vuelta de Karim Benzema a los terrenos de juego, tras perderse el encuentro contra los culés. ¿Un deseo? Volver a ver el 4-1 de la final de la Champions de 2017 entre la Juventus y el Real Madrid. EFE