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El sicario que acabó con la vida de una pareja mantense en Charapotó usó una pistola automática.
Las investigaciones de la Policía determinaron que Ramón Jacinto Espinoza y Ramona Felícita Cedeño fueron acribillados en una emboscada al ser convocados a ese lugar.
“Una persona se contactó con la pareja para que acudieron de Manta a Charapotó. Evidentemente fue una muerte ejecutada bajo encargo. Es decir que fue direccionada por pedido de alguien”, expresó el oficial Julio César Miño, jefe de la Policía de Manabí.
En la escena del crimen hallaron 26 casquillos de balas.

Este hecho violento se registró el miércoles al mediodía en la comunidad San Ignacio de Charapotó del cantón Sucre. Y diez horas después hallaron un vehículo quemado que habría sido usado por el sicario y sus cómplices  para ejecutar la doble muerte violenta.

“El carro fue abandonado en horas de la tarde y en la noche le prendieron fuego hasta dejarlo totalmente incinerado para borrar las huellas”, dijo el oficial. El carro tiene placas de la provincia de Cotopaxi y no está reportado como robado.

El vehículo fue hallado en una guardarraya en el sector La Laguna de Charapotó. Al lugar acudieron los agentes de la Unidad de Criminalística para verificar algún indicio dentro y fuera  del vehículo.  
La idea es determinar alguna huella dactilar del presunto asesino. También harán una pericia denominada revenido químico en los dígitos del motor del carro para corroborar si es o no clonado.

Miño contó que pareja vivía en el barrio La Florita de Manta y su familia no sabían qué hacía en Charapotó.
“El carro donde se produjo la doble muerte estaba por ser legalizado. Había un traspaso de un dueño hacia otra persona, pero ese tema no tiene nada que ver con el doble crimen”, expresó el coronel.

Ramón Jacinto Espinoza y Ramona Felícita Cedeño fueron llevados a la morgue de Manta. Los restos fueron retirados ayer al mediodía del Instituto Forense y su familia evitó dar declaraciones.

“Estamos destrozados. No queremos emitir ningún comentario por el momento. Toda la investigación la dejamos en manos de la Policía”, expresó un familiar sin revelar su nombre.
Ramón Jacinto Espinoza era taxista informal y murió al recibir doce disparos en su cuerpo mientras que su esposa Ramona Felícita Cedeño recibió tres tiros en la cabeza. Ella trabajaba como obrera en una fábrica de pescado.

La pareja vivía en el barrio La Florita, ubicada en la parroquia Los Esteros.
El hombre no tenía empleo y actualmente laboraba como taxista informal en el vehículo donde fue acribillado. Antes de la pandemia  del coronavirus, en marzo del 2020, trabajaba haciendo fletes como taxista.