Se completaron las 30 semanas de embarazo y Maudis Zambrano no sabe si reír o llorar.
La mujer espera mellizos, un niño y una niña.
Un embarazo normal dura 40 semanas, pero por el riesgo que implica a Maudis se le debe practicar una cesárea a la semana 32. En su vientre ya no hay espacio, y la situación se puede complicar para los bebés y para ella también.
Maudis, quien también es madre de Greimar y Génesis, de 14 y 12 años respectivamente, cumplió 30 años en diciembre.
Pese a tener un apellido ecuatoriano, Maudis es oriunda de la localidad de Guacara, en el estado de Carabobo, en Venezuela. De allá decidió salir hace casi un año junto con su esposo y sus dos hijas. Relató que llegaron en bus hasta Colombia y desde allí empezaron a caminar hacia el sur; el destino era Chile, pero se terminaron quedando en Manta, ciudad en la que se enteró de que estaba embarazada de trillizos.
Sus hijos. Es experta en repostería, e incluso cuenta que en su país de origen tenía un negocio de dulces, pasteles y demás.
Al no contar con los recursos para trabajar en lo mismo, en Manta, decidió vender caramelos y chupetes en las playas y varios sectores. Las caminatas diarias y bajo altas temperaturas hicieron que su salud se viera afectada, por lo que perdió a uno de los bebés.
Ante la falta de oportunidades y de un trabajo fijo, su esposo, José, decidió avanzar hasta Lima, capital de Perú, en busca de mejores oportunidades, pero la última vez que se contactó a través de Facebook aseveró que estaba buscando la manera de volver a Ecuador, ya que por allá no le fue bien. No tenía dinero para comer y mucho menos para pasajes. Han pasado casi dos semanas de aquello y no se ha vuelto a saber de él.
Debido a su avanzado estado de gestación, Maudis ya no puede salir a la calle a trabajar, y los ahorros se han terminado. Debe un mes de arriendo del pequeño departamento que arrienda y donde vive con sus dos hijas, en el barrio Abdón Calderón. “La dueña es buena persona y me dijo que me esperaba unos días”, contó Maudis.
Sus hijas mayores no quieren volver a Venezuela. Ellas aseguran que acá en Manta hay comida por todos lados y las perchas de las tiendas están llenas. Su madre, en cambio, no pierde la esperanza de algún día regresar y abrir nuevamente su negocio.
Cuenta que su esposo era asistente de bioanálisis de un laboratorio clínico, y luego, por seis años, se desempeñó como guardaespaldas. A quienes debía proteger era al expresidente Hugo Chávez y al actual mandatario venezolano, Nicolás Maduro, pero la mayoría de quienes brindaron dicha seguridad abandonaron Venezuela, ya que temían por sus vidas. Maudis no entró en mayores detalles.
En Manta le obsequiaron un horno pequeño, una batidora y otros implementos con los que espera trabajar nuevamente en la repostería apenas dé a luz a los mellizos.
El niño se llamará Enmanuel Josué, pero de la niña aún no hay un nombre definido. “Lo que se viene es duro, muy difícil. Traer dos hijos al mundo demanda gastos. No pido limosnas, pero sí ayuda para mí y mis hijos. Quiero trabajar en lo mío y sacar a mis hijos adelante”, afirmó Zambrano, quien en Venezuela también era pastora evangélica de una congregación.
Parto. Los dolores de espalda son comunes, ya que duerme junto con sus hijas en un colchón en el piso. Camina lento, pero está contenta por la llegada de los mellizos. Varias prendas de vestir y otros artículos ha logrado comprar para los bebés.
Greimar, la mayor de sus hijas, canta, y sueña con convertirse en una gran artista para sacar adelante a su familia, mientras que Génesis anhela convertirse en veterinaria, ya que es amante de los animales. El sueño de Maudis es que sus hijos nazcan con bien y que pronto pueda reunirse con José, su esposo. Que la familia esté unida.