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El cuarto donde vive Carlos Delgado es un resumen de su vida: medicinas, pañales, encierro, dolencias. 

Es una pequeña habitación de cinco metros cuadrados aproximadamente. Está ubicada en una vetusta casa de dos plantas en la parroquia Tarqui. Allí lleva un año encerrado por culpa de una enfermedad. 
Le han dicho que es cáncer, pero él siente una bola en el abdomen, un tumor, dicen los médicos, que cada vez que come lo hace vomitar o le causa diarrea. 
Carlos tiene 74 años. Usa pañales porque no puede caminar.  
Tiene dificultades para escuchar y habla de forma pausada.  
Hace meses las piernas dejaron de responderle, y por eso ahora solo pasa en el cuarto acostado, esperando la comida o las medicinas. 
Es una debilidad general, comenta, como si se fueran las fuerzas del cuerpo, y por eso pide vitaminas que tal vez le permitan dar unos pasos más, aunque sea al baño. Carlos tiene fe y cree que eso lo levantará.  
Ya quiere estar de pie, lo anhela por su hijo Bolívar, de 14 años, quien está enfermo en un hospital.  
El adolescente tiene leucemia, y la semana pasada fue llevado de urgencias al hospital de Portoviejo. 
Se puso mal y debieron internarlo inmediatamente. 
Tanto Bolívar como su padre han pasado días difíciles durante la emergencia por el coronavirus. 
No salieron por temor a un contagio y han vivido gracias a la ayuda de una sobrina de Carlos, quien le pasa comida todos los días. “Paso solo todos los días y gracias a Dios estoy bien, pero solo quiero que mi hijo se mejore para volver a estar juntos”, manifiesta Carlos, con las últimas fuerzas que le dan las medicinas. Con la esperanza de que Bolívar se va a recuperar muy rápido.   
Si desea ayudar a Carlos Delgado, puede hacerlo comunicándose al 0963664765. Él requiere pañales y medicinas.