Orígenes y vocación
Santa Rosa de Lima, bautizada como Isabel Flores de Oliva, nació el 20 de abril de 1586 en Lima, Virreinato del Perú. Hija de Gaspar Flores, español, y María de Oliva, criolla, fue la décima de trece hijos.
A los 5 años, mostró devoción religiosa, y a los 20, ingresó como terciaria dominica, tomando el nombre de Rosa por su belleza y devoción a la Virgen del Rosario. Vivió en una ermita en el jardín de su casa, dedicándose a la oración y la penitencia, según Catholic Encyclopedia.
Rechazó el matrimonio para consagrarse a Dios, inspirada por Santa Catalina de Siena. Practicó ayunos y mortificaciones, usando un cilicio y durmiendo sobre piedras.
Labor caritativa
Rosa cuidó a enfermos, indígenas y esclavos en su hogar, convirtiéndolo en un hospital improvisado. Confeccionó bordados para sostener a su familia y ayudar a los pobres. Sus visiones místicas, documentadas por sus confesores dominicos, incluyeron diálogos con Cristo y la Virgen María.
En 1614, fundó una capilla dedicada al Niño Jesús, promoviendo la devoción popular en Lima, según ACI Prensa. Su caridad se extendió a los más necesitados, y su vida austera inspiró a la comunidad limeña, especialmente durante las crisis del virreinato.
Filosofía y espiritualidad
Canonización y reconocimiento
Rosa fue beatificada en 1668 por Clemente IX y canonizada el 12 de abril de 1671 por Clemente X, convirtiéndose en la primera santa de América. Es patrona de Perú, América Latina, Filipinas y las floristas. Su santidad se basa en su vida ascética, milagros y caridad, documentados en el proceso de canonización.
Celebración del 23 de agosto
La festividad de Santa Rosa se celebra el 23 de agosto, fecha de su muerte en 1617, según el Martirologio Romano, aunque murió el 24 de agosto, ajustada por razones litúrgicas. En Lima, la Catedral de Lima y el Santuario de Santa Rosa acogen procesiones y misas. El Pozo de los Deseos, donde arrojó una llave como símbolo de castidad, atrae peregrinos.
Legado en la Iglesia
El legado de Rosa incluye su influencia en la devoción mariana y la identidad católica americana. El Santuario de Santa Rosa en Lima, construido en 1929, preserva su ermita y reliquias. Inspiró fundaciones como las Dominicas de Santa Rosa y es venerada en América y Filipinas. Su vida es estudiada en catequesis como modelo de santidad laica, según Vatican News.