La Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas señaló en un comunicado que varios internos “aparecieron muertos por ahorcamiento” dentro de sus celdas en tres unidades penitenciarias de Manaus, aunque no precisó, por el momento, ninguna cifra.

El hallazgo se produjo en el marco de una operación de las fuerzas de seguridad para fiscalizar el sistema penitenciario del estado de Amazonas, un día después de la nueva masacre que ocurrió en el Complejo Anísio Jobim (Compaj), en Manaus.

Según las autoridades, una “pelea entre presos” de dos pabellones de esa unidad se saldó con la muerte de 57  internos de entre 21 y 42 años de edad. 

La actuación del denominado Grupo de Intervención Penitenciaria evitó una tragedia mayor al controlar la situación en poco menos de una hora, evitando más asesinatos y una fuga masiva de internos.

 

Poder. En 2017, en el mismo Complejo Anísio Jobim, 56 presos murieron en una lucha entre facciones rivales, las cuales mostraron el gran poder que tienen en el interior de las cárceles del país y evidenciaron la inseguridad, el hacinamiento y las malas condiciones de las prisiones brasileñas. 

Según datos del Fórum Brasileño de Seguridad Publica, la población carcelaria en Brasil alcanza alrededor de 700 mil personas, lo que supone cerca del doble de la capacidad del sistema penitenciario, siendo una de las peores del mundo.