Manabí productivo es el primero de esos ejes, con políticas de apoyo al sector para bajar los costos de producción, de manera que el dinero no se quede en manos de los intermediarios y las comercializadoras. En esto es fundamental agregar valor a la materia prima con plantas procesadoras, de las que los agricultores sean dueños, para evitar que la cosecha se pierda por falta de mercados, dijo.

Presupuesto. Sabando hizo un análisis del presupuesto del Gobierno Provincial de Manabí del 2017, que fue de 92,3 millones de dólares, de los cuales para la administración general se asignó un 46 por ciento ($42,3 millones) y para vialidad y obras públicas fue el 36% ($33,4 millones). Dijo que lo asignado para riego y drenaje 4,6 millones de dólares (5%) y fomento productivo: 3,5 millones de dólares, equivalentes al 4%, reflejan lo que ha venido ocurriendo en la provincia: el presupuesto no tiene relación con las necesidades. “Vamos a hacer una reformulación de las cifras en el presupuesto para invertir más en la gente”, indicó.

Agua. El segundo eje es el de agua y riego, priorizando la construcción del plan hídrico trazado desde 1960 y complementado con los canales de riego. Sabando, que fue directora ejecutiva del desaparecido Centro de Rehabilitación de Manabí (1998-2000), dijo que “fue una debacle cerrarla, tratamos de eliminar las instituciones, pero no el mal”. 

Señaló que el Gobierno Provincial también debe tener la competencia del manejo y conservación de las cuencas hídricas, porque actualmente las decisiones están en manos de las altas esferas del país y no de la provincia. Esto, a propósito de que Senagua administra el recurso hídrico del país. 

Se refirió a los otros puntos de su plan: potenciar el turismo, la gastronomía, comunitaria y la identidad manabita y el turismo temático. También fortalecer el financiamiento internacional, otra de las competencias del GPM, para el desarrollo de los proyectos, “no engrosar las filas de la burocracia, dar prioridad a la agricultura, la pesca, la acuacultura.