Este es uno de los puntos dentro del acuerdo de paz refrendado por el Senado el pasado 24 de noviembre, luego que el pueblo colombiano no aprobara el acuerdo en una consulta popular.

Dentro del proceso para la desmovilización los guerrilleros (cerca de 7 mil) deberán realizar una última caminata por las montañas de Colombia, esta vez para entregar sus armas, antes de volver a la vida civil.

Los combatientes deberán trasladarse a 23 zonas veredales -espacios delimitados para los guerrilleros- para entregar las armas a personeros del Gobierno y miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)

Sin embargo, nueve días después del plazo establecido, la desmovilización aún no empieza.

Esta semana el jefe negociador de las FARC, Luciano Marín, alias “Iván Márquez”, indicó que no será posible la movilización de los guerrilleros mientras no entre en vigor la “suspensión de órdenes de captura” contra los combatientes.

En una rueda de prensa junto a Jesús Santrich, alias “Seusis Pausivas Hernández”, y Milton de Jesús Toncel Redondo, alias “Joaquín Gómez”, el jefe negociador indicó que aún  existen zonas veredales que no cuentan con la infraestructura para recibir a los guerrilleros.

En ese sentido, los voceros de la guerrilla explicaron que como la adaptación de las zonas está “supremamente atrasada” se han ofrecido para que sea la propia guerrilla la que construya las infraestructuras.

Compromiso. Pese a los inconvenientes en el proceso de desmovilización, los máximos líderes de las FARC han confirmado su compromiso en el proceso y acuerdo de paz.

“Nos mantenemos firmes en el propósito de paz, con la esperanza de que por fin ésta abrace a Colombia”, dijo “Márquez” al reiterar el compromiso de las FARC con el proceso pese al atraso en el inicio del tránsito para saldar un conflicto armado de 52 años.

Temor. Para los guerrilleros que están en los campamentos a la espera de la orden para movilizarse, el temor es inminente.

Una de las principales preocupaciones del grupo armado es la seguridad en sus filas una vez entregado el armamento.

De esto da fe “Jenny Cabrales”, de 34 años. Al ser consultada por agencias internacionales, la guerrillera, que ha permanecido 19 años dentro de las FARC, indicó que “le cuesta dejar las armas por la palabra”.

Otra de las principales preocupaciones de los combatientes es la inserción laboral, ya que carecen de documentos por estar refugiados en la selva.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, consideró que el proceso de desarme de las FARC es “irreversible” y sólo podría verse frenado por algo “extraordinario”.