En tres días evacuaron a sus más de 6.000 ocupantes para trasladarlos a albergues repartidos por todo el territorio.
Los últimos extranjeros de Calais partieron del campamento a primera hora de la tarde de ayer espantados por el fuego que se declaró en varios puntos del poblado y que poco a poco fue ganando buena parte de las chabolas que durante 18 meses han acogido a inmigrantes que buscaban pasar clandestinamente al Reino Unido.
La prefecto (delegada del Gobierno) de Calais, Fabienne Buccio, declaró el final de la evacuación y aseguró que toda la “jungla” estaba deshabitada, lo que permitió el inicio de su destrucción física mediante la entrada de excavadoras pesadas.
Sin embargo, un millar de inmigrantes seguía sin pasar por el centro de inscripción levantado junto al campamento por las autoridades, el paso administrativo necesario para poder ser trasladados a uno de los 450 albergues propuestos por el Gobierno galo.
La “jungla” es consecuencia de la oleada de refugiados de los últimos años.