Él era el propietario de la Imprenta Cevallos. El movimiento telúrico que azotó al país colapsó la edificación de tres plantas.

César Cevallos cuenta que el día del sismo se encontraba en el cuarto de su casa viendo televisión. 

“Cuando empezó el sismo me quedé estático, no podía moverme, era como si mis pies se hubiesen congelado”, manifiesta este hombre de 89 años.

Dice que el sismo no sólo remecía la edificación, sino también su cabeza y asegura que no recuerda con claridad el trágico episodio que le tocó vivir desde la planta de la eximprenta.

“Es como si hubiese perdido la memoria, en ese momento estaba hipnotizado”, expresa con voz suave.

Además dice que las baldosas del piso se rompían como galletas.

“Cevallitos”, como lo conocen sus amigos cercanos, indica que con la ayuda de unos vecinos del sector logró salir junto con su esposa, con quien tiene 63 años de casado.

“Unos vecinos ingresaron a rescatarnos porque las puertas se habían atascado y la escalera había colapsado”, señala Cevallos.

Días después de la tragedia, según Cevallos, todavía no entraba en reacción, ni siquiera podía hablar del tema.

VIVIÓ OTROS TERREMOTOS. Sin embargo, esta no fue la única tragedia que le ha tocado vivir a “Cevallitos”, pues en 1942 se llevó otro susto.

El sismo de aquel entonces se registró en el perfil costanero y tuvo una intesidad igual al que ocurrió hace 27 días, de 7,8. 

Otro de los eventos sísmicos que se vienen a la memoria de Cevallos es el que se suscitó en Ambato el 5 de agosto de 1949.

La magnitud de ese sismo fue de 6,8, según reportes históricos.

“Al igual que el reciente terremoto, en ese entonces también estaba en mi antigua casa, al frente del actual Consejo Nacional Electoral. La casa era de caña, se movía como gelatina y se remecía de un lado a otro”, explica Cevallos.

INCENDIO. Cevallos además recuerda que otra de las tragedias vividas en sus 89 años fue el incendio que destruyó las instalaciones de El Diario Manabita, que estaba ubicado en las calles Pedro Gual y Ricaurte.

Este hecho se suscitó el 15 de septiembre de 1962. “No quedó nada de la edificación ni de las maquinarias”, manifiesta.

Agrega que el día después del 16A y del incendio del 15 de septiembre de 1962 marcaron la historia, debido a que en esos días el periódico no circuló.