Unas 3.000 personas se concentraron en el centro de Budapest para celebrar la retirada, por el momento, de los planes gubernamentales para imponer una nueva tasa sobre el uso de Internet.
El primer ministro conservador, Viktor Orbán, anunció que la iniciativa no se iba aplicar en su actual formulación, y que remitirá a los ciudadanos un cuestionario postal para conocer su opinión al respecto.
El Gobierno anunció la semana pasada esta nueva tasa, con la que preveía ingresar unos 60 millones de euros anuales, al imponer un gravamen de 50 céntimos de euro por gigabyte consumido.
El Gobierno realizará una “consulta nacional” sobre Internet mediante el envío postal a los ciudadanos de un cuestionario para conocer su opinión sobre este tema, anunció el ministro.