Una senadora del Partido Verde, Sarah Hanson-Young, denunció que frecuentemente los guardias de seguridad obligan a las mujeres a desnudarse en su presencia y favorecer intercambios sexuales para obtener el permiso de acceso a las duchas.

Hanson, que instó a la investigación junto a un grupo de senadores del laboristas, alegó que hay menores también han sido forzados a practicar sexo frente a los miembros de seguridad.

Ante esta situación, el portavoz de inmigración del opositor Partido Laborista, Chris Bowen, pidió a la Administración que tome acciones en el asunto.

"Denuncias así son preocupantes (...) Lo apropiado es abrir una investigación y total transparencia desde el Gobierno", pidió el laborista.

La senadora verde envió un comunicado al ministro australiano de Inmigración, Scott Morrison, sin que éste o su departamento se hayan pronunciado aún sobre las alegaciones.

Australia interna a los inmigrantes indocumentados que intentan alcanzar sus costas en centros de detención, incluidos dos en la isla papuana de Manus, y en el de Nauru para que tramiten sus peticiones de asilo.

El endurecimiento de la política migratoria de Australia también señala que aquellas personas que alcancen el estatus de refugiado tendrán que establecerse en estos países y sin posibilidad de vivir en territorio australiano.

El Gobierno de Camberra mantiene un fuerte secretismo en torno a la situación de estas personas y a las operaciones de la Marina para bloquear el paso a los barcos que intentan llegar a territorio australiano, pese a las críticas del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y Amnistía Internacional.

Muchos de los inmigrantes han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria, y otros que han escapado de la discriminación o de la condición de apátridas como las minorías rohingya, de Birmania, o Bidun, de la región del Golfo. EFE