El asilo diplomático que Ecuador concediera al periodista australiano Julian Assange, refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde hace aproximadamente dos meses, ha generado expectación mundial en cuanto a la respuesta que dará el gobierno británico, debido a que, con anterioridad, oficialmente había anunciado la posibilidad del uso de la fuerza para apresar a Assange dentro de la delegación ecuatoriana.
Citando una base legal en el Reino Unido para hacerlo, la inconcebible declaración de irrespetar el estatus de territorialidad establecido en el derecho internacional ha preocupado al mundo diplomático, que espera se trate de un exabrupto del vocero inglés, puesto que, de hacerlo, se convertiría de una violación brutal a la soberanía de un país.
Ecuador ha tomado su decisión y es potestad de Inglaterra conceder o no el salvoconducto de salida a Assange; pero de ello, a violentar la dignidad y el respeto a una nación, prevalida de la fuerza, sería convertir a Gran Bretaña en mera asaltante violadora de los acuerdos internacionales.
Esperamos que la razón se imponga por sobre la soberbia, con la seguridad que mediante el diálogo y el respeto mutuo se lograrán entendimientos que facilitarán la salida a estas diferencias entre dos naciones tradicionalmente amigas. <