Los tres arrestados alegaron su arraigo en España para rechazar la acusación de planear supuestamente un atentado suicida contra la red de transporte público de Barcelona y por la que podrían ser condenados a penas de entre nueve y 18 años como dirigentes de organización terrorista.Uno de ellos, Qadeer Malik, presunto encargado de fabricar las bombas, llegó a asegurar que con su trabajo como repartidor de butano vivían 20 familiares suyos en Pakistán. "Un animal no caga donde come", resumió. El acusado, aseguró que tenía "más respeto a España que a Pakistán" y que estaba "al mil por ciento en contra de los islamistas violentos", porque el Corán no permite a los musulmanes "ni pensar en matar".

Esta versión no coincide con la del fiscal, que sostiene que los acusados -nueve pakistaníes y dos indios- iban a atentar en Barcelona para permitir al líder talibán Amir Baitullah Mehsud -emir del grupo- efectuar "peticiones que, en caso de no ser atendidas, desencadenarían otros atentados terroristas" en Europa.