Los ácaros y otros insectos como chinches o arañas son habituales en los hogares y tienden a acumularse en lugares como los colchones, donde encuentran las condiciones perfectas para reproducirse.
Esta presencia puede provocar alergias, problemas respiratorios y una sensación de falta de higiene si no se realiza una limpieza adecuada. Pero, ¿cómo eliminarlos de forma eficaz?
Para el profesional de la limpieza y creador de contenido Juan Carlos Laboncler (@laboncler), el paso más importante para acabar con los ácaros está claro: la limpieza previa. “De nada nos sirve usar un insecticida, por bueno que sea, si previamente no aseamos y desinfectamos la zona”, advierte.
Paso a paso para eliminar los ácaros de tu colchón
El primer gesto indispensable es retirar y lavar sábanas, fundas de almohada, almohadas y funda del colchón. Laboncler recomienda usar programas de agua caliente siempre que el tejido lo permita, para asegurar una desinfección completa.
Antes de poner la colada, sugiere pulverizar las manchas con una mezcla desinfectante a base de peróxido, un compuesto que se puede usar tanto en ropa blanca como de color, ya que no destiñe. Este paso garantiza una higiene óptima y refuerza la blancura de los tejidos.
El siguiente paso es preparar una mezcla de agua caliente, fregasuelos y agua oxigenada en un cubo. Con una bayeta de doble cara se frota bien toda la superficie del colchón y las estructuras del somier. Laboncler aconseja no enjuagar, sino dejar que los productos actúen y continúen eliminando bacterias y ácaros mientras se secan.
Una vez limpio y seco, llega el turno del insecticida. Hay que aplicarlo de forma uniforme y prestando especial atención a las esquinas y recovecos del colchón. También es recomendable rociar la esponja antes de colocar de nuevo la funda protectora.
Tras completar el proceso, el colchón recupera un aspecto limpio y desinfectado, libre de plagas y malos olores. Según Laboncler, la clave está en no saltarse los pasos de higiene básica: “Limpiar siempre, siempre, merece la pena”, concluye.
¿Qué son y cómo afectan la salud?
Los ácaros son una subclase de arácnidos relacionados con las arañas y escorpiones, con más de 50.000 especies descritas y un tamaño que oscila entre 0,2 y 0,5 mm, invisibles a simple vista. Se encuentran en entornos domésticos, alimentos almacenados y la naturaleza, alimentándose de materia orgánica como escamas de piel humana, hongos o restos de comida.
Existen tipos como los ácaros del polvo (Dermatophagoides pteronyssinus y Dermatophagoides farinae), que habitan en colchones, alfombras y textiles en ambientes cálidos y húmedos con humedad relativa entre 60% y 80%. Otros incluyen ácaros de almacenamiento (Acarus siro) en granos y productos secos, o parásitos como el Sarcoptes scabiei, causante de la sarna.
La mayoría de los ácaros no pican ni transmiten enfermedades directamente, pero sus exoesqueletos y heces actúan como alérgenos. Los ácaros del polvo provocan alergias respiratorias al inhalarse. Síntomas incluyen estornudos, congestión nasal, picazón en ojos y garganta, tos, sibilancias y exacerbación del asma, ya que contribuyen al 90% de casos asmáticos alérgicos en algunas regiones.