Luis Enrique Acuña Miño y Freddy Benítez Hernández fueron sentenciados a 34 años 8 meses de prisión el 9 de septiembre de 2025 en Portoviejo, Ecuador, por el asesinato del taxista Kevin Cevallos Zambrano frente a la Terminal Terrestre, para garantizar justicia tras un violento crimen.
La tarde del 17 de enero de 2025, la tranquilidad frente a la Terminal Terrestre de Portoviejo, en las inmediaciones de una gasolinera, se quebró con el brutal asesinato de Kevin Cevallos Zambrano, un taxista que se convirtió en víctima de la violencia. Luis Enrique Acuña Miño y Freddy Benítez Hernández, identificados como coautores, atacaron al conductor con agravantes que llevaron a su muerte. El 9 de septiembre de 2025, un tribunal de Manabí los condenó a 34 años y 8 meses de prisión, una sentencia que busca castigar un acto que estremeció a la ciudad.
La Fiscalía presentó pruebas contundentes, incluyendo testimonios de testigos presenciales y evidencias recopiladas en la escena del crimen. Los detalles del homicidio, ocurrido en una zona transitada, apuntan a un acto planificado, aunque las autoridades no revelaron las causas para respetar el proceso judicial. Los condenados, ahora en la cárcel El Rodeo, enfrentan una de las penas más altas por asesinato, según el Código Orgánico Integral Penal (COIP), artículo 140, con circunstancias agravantes.
Enrique García, el fiscal que llevó la causa dijo que están comprometidos con la justicia y no toleran la violencia. La comunidad de taxistas, conmocionada, expresó su apoyo a la familia de Cevallos, mientras exige mayor seguridad en Portoviejo.
Asesinato de taxista refleja la violencia en la provincia
Manabí vive una escalada de inseguridad que afecta especialmente a los conductores. La provincia registró 568 homicidios en el primer semestre de 2025. Los taxistas son un blanco recurrente: en julio de 2024, otro conductor fue asesinado en Manta en un caso de sicariato. La Terminal Terrestre de Portoviejo, un punto neurálgico, ha sido escenario de robos y agresiones, sin embargo el crimen de Cevallos sobrepasó los límites de la violencia.
Un colega de Cevallos, que prefirió no identificarse, expresó: “Salimos a trabajar con miedo; este crimen nos golpea a todos”. La sentencia ofrece un alivio parcial, pero no borra el temor de quienes recorren las calles de Manabí.
Investigación y justicia
La investigación, liderada por la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida (Dinased), recopiló pruebas clave en la gasolinera y sus alrededores. Cámaras de seguridad y testimonios de transeúntes ayudaron a identificar a Acuña y Benítez como los responsables. La Fiscalía evitó divulgar detalles sobre los agravantes para proteger la privacidad de la víctima y el proceso judicial, pero confirmó que el crimen fue ejecutado con premeditación.
La familia de Kevin Cevallos no ha emitido declaraciones públicas, pero fuentes cercanas indican que el dolor persiste. La Policía Nacional reforzará patrullajes en la Terminal Terrestre, donde la iluminación escasa y el alto tráfico facilitan actos delictivos.
Llamado a la seguridad
Este caso pone en evidencia la vulnerabilidad de los taxistas en Manabí. La Policía instó a los ciudadanos a denunciar al 1800-Delito cualquier actividad sospechosa. En 2024, operativos en Portoviejo desarticularon tres bandas dedicadas a robos y extorsión contra conductores, pero la violencia persiste.
La comunidad exige medidas urgentes: más cámaras, controles policiales y programas de protección para trabajadores del transporte. Mientras Acuña y Benítez cumplen su condena, Portoviejo clama por un alto a la delincuencia que enluta a sus calles. La memoria de Kevin Cevallos impulsa un grito colectivo por justicia y seguridad en una provincia marcada por el miedo. (22)