El papelón dirigencial en los Juegos Olímpicos de Tokio debe llevar a una reflexión profunda y un cambio en la forma de manejar el deporte de alto rendimiento en Ecuador.
Las denuncias de los deportistas sobre falta de logística y de apoyo, incluso en aspectos tan básicos como el desplazamiento de entrenadores y masajistas, así como el suministro de equipamiento viejo y en malas condiciones, preocupan y ponen en mal predicamento tanto a autoridades como a dirigentes.
Las respuestas poco claras del Comité Olímpico Ecuatoriano y del Ministerio del Deporte ponen un manto deslucido a una participación que debería ser de alegría por la medalla de oro que alcanzó el ciclista Richard Carapaz, así como por los logros de algunos de los demás representantes ecuatorianos.
“El deporte no tiene por qué ser utilizado con fines políticos”.
La actividad deportiva no debe ser utilizada para hacer política ni para favorecer a los competidores afines a ninguna tendencia. Mucho menos cuando se trata de deportes de alto rendimiento.
Los dirigentes están para solucionar problemas, no para hacer turismo ni para buscar excusas que no contribuyen a nada. Si hay errores, deben corregirlos. El deportista y el deporte deben ser la prioridad.
Editorial de El Diario publicado este jueves 29 de julio del 2021 en nuestra edición impresa.