El mural artístico que está ubicado en el salón del plenario de la Asamblea Nacional debe ser reubicado porque su mensaje no representa el pensamiento de la gran mayoría de ecuatorianos.
La obra de arte, del histórico y renombrado pintor Oswaldo Guayasamín, puede ser identificada como de mensaje socialista, revolucionaria, e incluso antiimperialista, ideales que son compartidos por algunos ciudadanos, pero no los suficientes como para que se constituyan en el principal marco visual y testigo del más importante recinto de la democracia nacional.
Haber ubicado el mural ahí es un error histórico que debe ser corregido. El pleno de la Asamblea, donde sesionan los legisladores, escogidos por los ciudadanos para que los representen, no tiene por qué exhibir elementos visuales que contienen un evidente sesgo ideológico.
Quizás convenga que se exalte con más fuerza los símbolos patrios y los valores cívicos que todos respetan por igual.
Los asambleístas también tienen la responsabilidad de lograr que su lugar de trabajo, en donde las más diversas corrientes de pensamiento discuten las leyes que le convienen al país, sea un verdadero símbolo de la democracia.