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Lo que ocurre con la Policía Nacional, que tiene 141 patrulleros parados en Manabí por falta de recursos para el mantenimiento rutinario, debería ser considerado una verdadera emergencia, amparada en el estado de excepción que rige en la provincia.

Es incomprensible que, en una emergencia declarada para enfrentar la ola de inseguridad, los elementos del orden no tengan los recursos materiales necesarios porque no se ha pagado el mantenimiento de un grupo de patrullas.

Deberían explicar cómo se incrementa el número de elementos del orden para realizar operativos, mientras se permiten mantener una flota de carros policiales parada.

La lentitud burocrática y una aparente desidia desde los altos cargos conspiran, desde el mismo Gobierno, contra el declarado interés de combatir a la delincuencia y de reconocer a la ciudadanía el derecho de vivir en un entorno seguro.

“La criminalidad no para, pese a que el discurso oficial dice otra cosa”.

En Manabí ya se contaban hasta ayer 140 muertes violentas en lo que va del año, sin contar los femicidios y los casos de aparentes suicidios ocurridos en las cárceles. La criminalidad no para, aunque el discurso oficial dice que hay una notable baja en las cifras de asesinatos.

A eso hay que sumar otros delitos, como los asaltos y robos, que están a la orden del día.

Si la seguridad es una de las prioridades del Gobierno, es necesario que se explique por qué hay 141 patrulleros policiales sin mantenimiento en Manabí.

Editorial de El Diario publicado este miércoles 18 de mayo del 2022 en nuestra edición impresa.