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El ataque de la delincuencia expone a los periodistas y a las empresas en la seguridad física, emocional, psicológica y económica, por lo cual es necesario el apoyo del Estado.

No solamente la delincuencia organizada es una amenaza para los comunicadores; también lo es la delincuencia común y, hasta, la llamada delincuencia de cuello y corbata.

Actividades propias del ejercicio periodístico, como la investigación y la publicación de denuncias de los ciudadanos, en las actuales circunstancias, pueden llegar a ser potenciales motivos de amenaza o agresión.

Después de los meses más fuertes de la pandemia del Covid-19 y enfrentando la transformación digital, los medios de comunicación y su entorno se encuentran debilitados.

Es un mal momento para enfrentar una nueva agresión que, hasta el momento, deja un periodista desaparecido, dos muertos y una serie de amenazas.

“Es un mal momento para que la prensa enfrente una nueva agresión”.

La prensa no podrá enfrentarlo sola. Es necesario diseñar un plan conjunto para que el Estado garantice las condiciones para preservar el periodismo independiente y sus valores.

Es preciso que se creen mesas de diálogo para definir políticas de apoyo a la prensa frente a los riesgos que enfrenta.

La seguridad, incluida la de los periodistas y medios, es responsabilidad del Estado, que debe establecer los mecanismos de protección frente a las vulnerabilidades propias de esta actividad.

Editorial de El Diario publicado este viernes 19 de agosto del 2022 en nuestra edición impresa.