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La terminación de la era de restricciones a la libertad de expresión en Ecuador merece una felicitación.

Con ello se rubrican las mejoras en el ambiente de libertades que inició el expresidente Lenín Moreno y que continuó en el gobierno de Guillermo Lasso.

Si bien es cierto que se mantiene la figura de una Ley de Comunicación, los cambios que se impusieron a través del veto presidencial han sido determinantes para que dicha norma no represente una amenaza real a la libertad de expresión y, consecuentemente, a la democracia.

La anterior ley nunca debió existir. Su nivel de coerción fue tal que, en vez de un instrumento de regulación, se convirtió en elemento de amenaza y persecución contra medios de comunicación, periodistas, articulistas, publicistas e, incluso, contra los ciudadanos.

“Nunca más debería existir en Ecuador una ley de comunicación como la anterior”.

Vale, entonces, hacer un llamado a las fuerzas políticas y cívicas a estar vigilantes para que en Ecuador no vuelva a existir una ley de comunicación como la que se emitió en el gobierno de Rafael Correa.

Puede haber restricciones y regulaciones, pero no limitaciones excesivas a la expresión.

Editorial de El Diario publicado este domingo 13 de noviembre del 2022 en nuestra edición impresa.