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Aylín quiere ir al cielo a dejarle los juguetes a su primo

A sus cinco años Aylín se convirtió en una heroína para su familia. Sobrevivió cerca de 13 horas entre escombros luego del terremoto.

Martes 31 Mayo 2016 | 08:30

La pequeña en el momento del sismo estaba con su abuela paterna, “Mamita Mayra”, como ella le decía.

La señora la acababa de bañar y la estaba secando para hacerla dormir. 
Se encontraban en el tercer piso del edificio conocido como Farmacia Imperial, en la calle Rocafuerte de Portoviejo, donde varias personas quedaron bajo escombros. 
La abuelita murió, igual que “Pepe”, el primito de seis años con quien Aylín siempre jugaba y con quien se juntaba cada fin de semana cuando sus padres terminaban las jornadas laborales y los reunían.
Su madre Jessica Freire está feliz por la nueva oportunidad que le dio la vida de mantenerse junto a su pequeña. Aunque fueron toneladas de escombros las que cayeron, increíblemente la niña resultó sin daños, apenas pequeños raspones, pero nada de consideración. 
Su abuelita murió abrazada a ella, como una forma de protegerla. Es por ello, aseguran sus familiares, que la niña no tuvo miedo cuando estaba bajo las ruinas del edificio porque durante horas su “Mamita Mayra” le hablaba y la protegía, según contó Aylín a su madre.
Tratamiento. Sin embargo, con el paso de los días la menor presenta un estado de nerviosismo o miedo, hay noches en que no pueden dormir tranquilos pues a veces cree que todo se mueve y le tiene miedo a la oscuridad, menciona su madre.
Aylín se asusta sobre todo cuando hay réplicas o temblores, por eso le indica a su mamá que mejor se quiere ir al cielo donde está su “Mamita Mayra” y su primo Pepe, porque sabe que allá no hay temblores.
Por lo pronto Jessica pidió vacaciones en su trabajo, en Bahía de Caráquez, para estar más cerca de la niña y ayudarla en su proceso de recuperación emocional.
Una psicóloga del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) le da terapia. La recomendación que han recibido es que se reintegre a su vida normal y la infante parece entenderlo. En su casa, en las calles Bolívar y Cristo Rey, hace su vida cotidiana con sus amiguitos de la barriada mientras que en la mañana asiste a la escuela Pinceladas.
Los 16 de abril. Jessica dice que increíblemente para ella los 16 de abril son casi misteriosos, pues en esa fecha en el 2011 nació su hijo César, quien luego falleció. Precisamente el sábado 16 de abril del 2016 se preparaba para el siguiente día ir con la niña hasta el cementerio a dejarle una flor a César.
“Si a mi hija le hubiera pasado algo justo esa fecha en que mi hijo nació, no sé qué hubiera pensado”, dice ahora esta madre a quien inicialmente no le dieron esperanzas de que su pequeña estuviera viva entre tantas toneladas de columnas, vigas y paredes, sin embargo nunca perdió la fe.
Ahora la niña casi no toma el celular, pues cuando su abuela vivía casi todas las noches se comunicaban vía WhatsApp y se enviaban mensajes de voz, figuritas, pero ahora ya no hay esa comunicación, explica Jessica Freire.
Del fallecimiento de su primo Pepe se enteró hace una semana, cuando vio una foto de él sonriente y juguetón y como se acordaba de que él también estaba en ese edificio a la hora del sismo, le preguntó a su mamá si había muerto y le contestó que sí.
“La pequeña se entristeció mucho y pidió sus juguetes para guardarlos y luego llevárselos al cielo cuando hubiera tiempo, pues Pepe los va a querer”, cuenta su madre.  
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