Así lo dijo Rodrigo Cevallos, ejecutivo de Refrisa, empresa especialista en refrigeración. “Pero no deja de ser un gas letal a la hora de una mala protección y manipulación de la tubería que los transporta”, agregó.

El amoníaco es un gas natural y ecológico que  usa la industria y la flota pesquera, no sólo porque las normas internacionales y la convención de Tokio lo recomiendan, sino también porque es más barato.

El kilo de amoníaco cuesta 2,50 dólares,  mientras que el kilo del freón (refrigerante) entre 8 y 10 dólares. El freón no es recomendable y se usa muy poco, es igual de letal que el amoníaco, la única diferencia es que no se percibe, dijo el técnico.

En cambio, agregó que el amoníaco se percibe de inmediato y da tiempo a actuar, siempre y cuando  exista la vigilancia de un experto en seguridad a la hora de las maniobras de descarga. 

El miércoles cuatro estibadores murieron en un barco en el Puerto de Manta por una fuga de amoníaco.

Fuga. La principal causa de la fuga de amoníaco es la falta de mantenimiento de las tuberías, las que se desgastan por la vibración de las máquinas de los barcos.

Las cañerías no pueden tener 20 y 40 años de uso sin ser verificadas, observó Cevallos.

El personal debe ser capacitado para que no fracase a la hora de una fuga, dijo.

Humberto Giler, de Talleres Ecuador, aseguró que la entidad a cargo de la certificación de la seguridad de las naves es la responsable de los accidentes provocados por el amoníaco, ya que se contrata a personal que poco sabe del asunto.

Manifestó que una buena parte de las naves trabajan con sistemas refrigerantes que ya cumplieron su vida útil. 

Raúl Paladines, armador atunero, indicó que ellos contratan la descarga de la pesca con empresas privadas. También aseguró que las naves son estrictamente controladas por la autoridad competente, lo que obliga a mantenerlas con cero riesgo. 

“Los accidentes ocurridos se dan en el proceso de la descarga, lo que hay que mejorar con más capacitación”, anotó.