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Moldavia, una pequeña y empobrecida república exsoviética, situada entre Rumanía y Ucrania, en conflicto por una región secesionista prorrusa, solicitó hoy formalmente el ingreso en la Unión Europea (UE), en medio de la invasión rusa del país vecino.

Tras el inicio de la guerra en Ucrania hace una semana, el Gobierno francés, que preside la Unión Europea (UE) este semestre, advirtió de que Moldavia y Georgia, otra exrepública soviética que pidió esta semana su adhesión comunitaria, podrían ser los siguientes objetivos militares de Moscú.

Georgia fue noticia por la guerra de 2008, en la que rebeldes prorrusos apoyados por el Kremlin se rebelaron contra el Gobierno de Tiflis para establecer, en territorio georgiano, dos enclaves separatistas (Osetia del Sur y Abjasia), títeres de Moscú.

Menos se sabe en Occidente de Moldavia, otro Estado independiente que en su día perteneció a la Unión Soviética al que Rusia ha arrebatado parte de su territorio estableciendo una república independiente de facto, no reconocida ni siquiera por Moscú.

“Queremos vivir en paz, democracia y prosperidad, siendo parte del mundo libre”, manifestó hoy la presidenta moldava, la proeuropea Maia Sandu, que alabó la respuesta “serena y decidida” de su pueblo “en un momento en que un peligro real toca a la puerta”.

UN PARTO COMPLICADO

Moldavia nació como país a principios de la década de 1990 en medio del proceso que llevó al colapso de la Unión Soviética.

Pero, en un pedazo de la república naciente, la nomenclatura comunista y los efectivos del Ejército Rojo que allí había desplegados se resistieron a romper lazos con la URSS.

Con apoyo de Moscú, los sublevados se hicieron fuertes para establecer Transnistria, una franja alargada de tierra separada del resto de Moldavia por el río Dniéster.

En ese “estado” Moscú y los oligarcas prorrusos que la controlan hacen y deshacen a su antojo.

Se estima que Rusia tiene desplegados permanentemente alrededor de Tiraspol, la “capital” de Transnistria, unos dos mil soldados.

Según expertos en defensa que conocen la región, esas fuerzas son netamente superiores al paupérrimo ejército moldavo, y podrían tomar Chisinau, la capital de Moldavia, en poco más de la hora larga que se tarda en llegar desde Tiraspol.

INQUIETUD EN CHISINAU

En estas circunstancias, la guerra de Rusia contra Ucrania ha provocado un nerviosismo comprensible en Chisinau.

Uno de los temores es que el presidente ruso, Vladímir Putin, active a sus soldados en Transnistria para apoyar a las tropas que ha desplegado para invadir Ucrania.

La advertencia del Gobierno francés es otro factor para el desasosiego, al que también contribuyeron los ejercicios militares realizados por las tropas rusas en el enclave rebelde a principios de febrero, en plena preparación de la invasión de Ucrania.

UN AS EN LA MANGA DE RUSIA

Transnistria, recuerda a Efe el analista geopolítico Mihai Isac, “está muy cerca de Odesa, el principal puerto de Ucrania y uno de los objetivos de la ofensiva militar rusa”.

“Aunque de momento los militares rusos de Transnistria no han participado en la invasión de Ucrania, su presencia allí inmoviliza a una parte de los efectivos ucranianos, que permanecen en la zona para evitar un posible ataque de esas tropas a Odesa”, explica Isac.

EL FLUJO DE REFUGIADOS

Además de estar maniatada por la presencia militar rusa en una parte de su territorio, Moldavia, cuya población no supera los 3 millones de habitantes, es el país más pobre de Europa.

La crisis humanitaria provocada por la guerra en Ucrania la ha obligado a recibir ya a decenas de miles de refugiados.

Pese a todas las dificultades, Sandu ha asegurado que su Gobierno atenderá a tantos desplazados como lleguen.

Para hacer frente a todos estos problemas, el Parlamento decretó este jueves un estado de emergencia de 60 días que da poderes especiales al Gobierno para evacuar zonas en situación de peligro y responder a potenciales actos de desestabilización.

ENTRE RUSIA Y OCCIDENTE

Sandu, elegida a finales de 2020, cuenta con el apoyo de la UE y EEUU, que aprecian su agenda reformista y su compromiso contra la corrupción, y han ayudado con créditos y asistencia técnica.

Pese a su orientación proeuropea, Sandu está obligada a preservar un delicado equilibrio con Rusia. En primer lugar, porque la Constitución define a Moldavia como un “Estado neutral”.

Pero también para evitar que cualquier ofensa real o percibida al Kremlin provoque a Putin, quien podría desestabilizar el país, ya sea a través de las tropas o las milicias prorusas de Transnistria, o con métodos menos drásticos, como son el grifo del gas o los partidos prorusos ahora en la oposición.

En medio de este panorama, Moldavia sigue los pasos de Ucrania y Georgia y dobla su apuesta para entrar en la UE, con la esperanza de dejar atrás un pasado de pobreza y corrupción en la esfera de influencia exsoviética que vuelve a reivindicar Putin. EFE