La búsqueda de dos niñas desaparecidas en las Islas Canarias (Atlántico) junto a su padre, que no las devolvió a la madre tras una visita, se ha ampliado al fondo del mar, con la ayuda de un sonar y un robot submarino.
Las pequeñas Olivia, de seis años, y Anna de uno, desaparecieron el 27 de abril junto a su padre, Tomás Antonio G.C., en la isla de Tenerife.
La búsqueda se activó cuando la madre puso una denuncia porque el padre no había entregado a las niñas a la hora acordada, y saltaron las alarmas después de que la mujer recibiera la llamada de su expareja avisándola de que no volvería a ver a las niñas ni a él.
Al día siguiente de la desaparición, la embarcación del hombre fue localizada vacía, a la deriva y sin ancla y en las inmediaciones hallaron flotando en el agua una silla de retención infantil que usaba Anna.
Tras semanas de búsqueda por los cuerpos de seguridad, ahora los esfuerzos se centran en el fondo marino de la zona donde fue hallada la lancha.
La inspección le corresponde al robot no tripulado Liropus 2000, con capacidad para operar y realizar recogida de muestras más allá de los 2.000 metros de profundidad, aunque si es debidamente adaptado puede trabajar hasta los 3.000 metros.
A punto está de cumplirse una semana desde que el buque oceanográfico Ángeles Alvariño se incorporó las labores de búsqueda de las niñas y, de momento, no hubo avances en una tarea que está resultando muy complicada, según fuentes de la investigación consultadas por Efe, pues el terreno es rocoso y lleno de precipicios.
La madre piensa que el padre se llevó a las niñas y ayer, su portavoz escribió una carta dirigida al padre en la que le pide que dé “señales” de que los tres están con vida. EFE