La contaminación del mar hay que pararla. Son intolerables la irresponsabilidad y falta de conciencia de quienes arrojan desperdicios en la playa y el mar.

Así como la ausencia de una acción efectiva del Ministerio de Ambiente, los municipios, guardaparques y los organismos de control.

Caminar por las playas de Manabí y el perfil costero ecuatoriano es triste.

Miles de botellas de vidrio, residuos plásticos y una cantidad innumerable de basura se acumulan.

Todo esto, dando una mala imagen, constituyéndose en un peligro por posibles cortes para seres humanos y generando contaminación.

El problema ya de por sí es grave, pero se complica aún más porque se constituye en un inconveniente global para el ambiente.

«Se está afectando la vida de animales y personas”.

Cientos de especies, especialmente marinas, mueren cada año en el planeta por causas vinculadas directa o indirectamente a esa contaminación.

Los desechos en las playas pasan luego al mar, causando heridas a los animales o incluso siendo consumidos por especies que los confunden con su alimento habitual.

Hay que trabajar en las sanciones y también en la conciencia, porque se está agrediendo el planeta en lo global.

Y en lo local se está afectando especies marinas y lugares recreativos, y perjudicando un recurso que da trabajo e ingresos económicos a muchos pescadores y alimento a miles de personas. Hay que parar la contaminación del mar.

Editorial de El Diario publicado el sábado 9 de marzo del 2024 en nuestra edición impresa.