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Natti Natasha abre de par en par las puertas de su vida en “Everybody Loves Natti”, una serie documental de Amazon en la que la estrella dominicana muestra las claves de su éxito musical y también desvela algunos secretos de su faceta más privada.

“Yo siento que la vida, si no tiene una pequeña locura, no vale la pena”, asegura Natti Natasha, nacida en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, en 1986, en una videollamada con Efe.

“Everybody Loves Natti” aterrizará en Amazon el 19 de noviembre y está compuesta por seis episodios.

La cantante de “Criminal” (con Ozuna) o “Sin pijama” (junto a Becky G) aborda en esta serie documental su relación sentimental y profesional con Raphy Pina, el nacimiento de su primera hija Vida Isabelle, y el viaje que la llevó desde la República Dominicana hasta convertirse en una de las figuras más importantes del reguetón y del pop latino en la actualidad.

Pregunta.- Decía que era una persona que protegía mucho su vida privada. ¿Qué ha cambiado para que ahora la enseñe aquí?

Respuesta.- Llegó una bendición a mi vida que se llama Vida (su hija). Y también trabajé en mi segundo bebé, que es el álbum que acabo de lanzar, “Nattividad” (2021).

Con todos los obstáculos que hubo, como la pandemia o cuando me dijeron que no me podía quedar embarazada y me tuve que poner hormonas en un momento muy oscuro, me refugié en la música y luego se me bendice con Vida.

Yo entiendo que no hay mejor manera (que esta serie) para mostrarle eso a los fanáticos, que me han apoyado en todo el proceso y me han aceptado como soy (…). Pero óyeme, no fue algo cómodo para mí: nunca lo había hecho.

No era yo solo contándolo en un “post” o en un “story”, sino que quería que lo vieran: abro las puertas de mi hogar y de mi familia.

Hay muchos momentos vulnerables, como también hay momentos chistosos. Todo lo que pasa en la vida normal de cualquier otra persona. Natti Natasha en su casa es una mujer completamente normal y que trabaja muchísimo. Que vieran todo eso fue importante para mí.

P.- Asegura que ha aprendido mucho de Raphy Pina, que es su mánager y su pareja.

R.- En todos los aspectos. Aparte de que es una persona que tiene mucha experiencia en la industria musical, cuando estoy junto a él sus consejos me ayudan muchísimo. Mi carrera tomó otro ángulo cuando firmé con Pina Records. Y también al lado de Daddy Yankee, que es mi mentor.

Pero junto a Raphy maduré muchísimo no solo en lo profesional sino también en lo personal.

UN ANTES Y UN DESPUÉS

P.- Antes de tener a Vida Isabelle, ¿creía que le iba cambiar tanto ser madre?

R.- Cuando uno tiene un hijo, uno dice: “¿Quién era yo antes?” (sonríe). Es raro pero esa es la realidad.

A mí por ejemplo, ser madre me ha dado mucha más motivación. Yo trabajo porque amo lo que hago, pero también hay un momento en que me pregunto con quién lo comparto. ¿Cuál es mi motivación? Cuando esté mayor, ¿con quién lo voy a compartir? ¿A quién voy a ver crecer?

A mí me inculcaron mucho lo de tener una familia. Amo a mis padres, a mis hermanos, esos recuerdos que tenemos juntos… Y yo siempre quise tener esa experiencia (de ser madre) en mi vida.

P.- En “Everybody Loves Natti” la vemos con un día a día de estrella en Miami, cantando y haciendo videoclips, pero también con momentos de dudas.

R.- Fue difícil mostrar eso. Normalmente esos son los momentos en los que yo me desconecto del mundo, me tranco en una habitación, me pongo a hacer música o no le cojo el teléfono a nadie.

Fue muy intimidante a veces compartir eso en la serie.

P.- ¿Qué queda en Natti Natasha de la Natalia Gutiérrez que llegó a Nueva York de muy joven, con un sueño y sin nada a lo que agarrarse?

R.- Queda la misma loca, la misma loca que dejó la República Dominicana para ir a Nueva York. Queda esa misma aventurera.

La realidad es que literalmente no tenía ni para comprar comida, ni dónde quedarme… No tenía nada (…). Pero mi norte sí lo tenía muy bien dirigido. Decía: “Yo voy a trabajar, voy a enseñar quién soy”. Y siento que todavía es eso lo que me impulsa hoy. Aunque no lo vean, sigo siendo así.

Me gusta la adrenalina, me encanta. Soy la misma loca, la misma atrevida, la misma soñadora que llegó a Nueva York. Cuando me muera quiero decir que probé todo lo que quería probar. Siento que la vida, si no tiene esa pequeña locura, no vale la pena.