El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) atraviesa una de sus crisis más complejas en décadas. Déficit en el fondo de pensiones, hospitales desabastecidos, corrupción y la presión demográfica amenazan la sostenibilidad de un sistema que hoy sostiene a más de 10 millones de ecuatorianos. Las proyecciones son poco alentadoras: en menos de diez años, los recursos podrían no alcanzar para cubrir las jubilaciones.
Ante este escenario, el economista y experto en seguridad social, Jorge Calderón, advierte que el IESS sigue en “terapia intensiva”, pero asegura que existen salidas si se aplican reformas estructurales. En conversación con Manavisión Plus detalló los factores que llevaron a la crisis, plantea varias alternativas para recuperar la confianza de los afiliados y garantizar un sistema de seguridad social sostenible.
—Economista, ¿cuáles son las causas de la crisis actual del IESS?
—Sin duda hay varios componentes de una mala gestión generada en anteriores consejos directivos. Ha sido visto más como un tema político que técnico. Se suman factores como corrupción, mala administración de recursos, incumplimiento de aportes del 40 % por parte de los gobiernos y un problema demográfico que se acentúa con el tiempo. El sistema es de solidaridad intergeneracional, pero si cada vez nacen menos hijos, habrá menos personas sosteniendo a las generaciones futuras, lo que agrava el déficit.
—Con este panorama, ¿los nuevos afiliados se sienten desmotivados para ingresar al sistema?
—Sí, genera desinterés, sobre todo en quienes buscan afiliación voluntaria. Recordemos que la afiliación es obligatoria para quienes tienen relación de dependencia, pero al independiente le preocupa aportar a un sistema cuestionado. La clave está en generar confianza y credibilidad. Hemos visto que la afiliación voluntaria ha crecido en los últimos meses, pero debe fortalecerse con una gestión adecuada.
—¿Cómo recuperar esa credibilidad perdida?
—Esto no se logra de la noche a la mañana. Es un proceso de construcción de reputación. El IESS debe mostrar resultados a mediano plazo, mejorar la gestión y convertirse en un actor económico que dinamice recursos e inversiones. Esa es la vía para que los ciudadanos vuelvan a confiar.
—El fondo de pensiones se proyecta insostenible en menos de 10 años. ¿Qué opciones reales existen?
—Hay dos problemas: el déficit demográfico y el uso político del IESS para financiar deuda interna. En gobiernos pasados se obligó a comprar bonos del Estado con alto riesgo. La salida es evitar esa práctica, aplicar las recomendaciones técnicas existentes y ejecutar reformas ya definidas en hojas de ruta. Los estudios coinciden en que, sin cambios, el sistema no será sostenible más allá de 5 a 10 años.
—¿Subir la edad de jubilación es inevitable?
—Es una opción, como lo hicieron en Europa, junto con el aumento de aportes. Pero antes de pensar en medidas impopulares, el país debe generar más empleo formal para ampliar la base de afiliados. Si no se corrigen los problemas de gestión, de poco servirá subir edad o aportes.
—¿Cuáles son las tres reformas prioritarias que deberían aplicarse ya?
—Primero, eliminar la obligación de comprar bonos al Estado. Segundo, garantizar que la gestión esté en manos técnicas y no políticas. Tercero, combatir las mafias enquistadas, sobre todo en el área de salud. Esas serían las bases para lograr un IESS sostenible.
—Usted ha dicho que el IESS sigue en terapia intensiva. ¿Se mantiene esa lectura?
—Sí, el IESS todavía está en terapia intensiva, pero hay señales de recuperación. Se están tomando medidas contra la corrupción y se intenta reconstruir la confianza de los usuarios. No será inmediato, pero es un camino necesario.
—¿Cómo impacta la crisis financiera en el sistema de salud del IESS?
—Afecta directamente: hospitales desabastecidos, demoras y corrupción. La compra unificada de medicamentos puede ser un avance para controlar sobreprecios y discrecionalidad. Sin embargo, persiste el reto de distribuirlos con transparencia y romper las redes de corrupción que obligan a pacientes a comprar medicinas afuera.
—¿Un sistema mixto público-privado es viable en Ecuador?
—Es una propuesta interesante. No significa privatización, sino competencia. En Chile y Estados Unidos se aplica este modelo, que obliga a los proveedores —públicos o privados— a mejorar sus servicios para atraer usuarios. La ciudadanía debe tener la libertad de elegir dónde destina sus aportes.
—Algunos plantean aumentar los aportes de empleadores o trabajadores. ¿Sería suficiente?
—Puede ser una alternativa, pero no sirve de nada si no se corrige la mala gestión. Más recursos sin reformas estructurales caerán en saco roto.
—¿En cuánto tiempo podría verse una recuperación real del IESS?
—En el mejor escenario, entre 8 y 10 años. No es un problema que se resuelva en un solo gobierno. Se requieren bases sólidas y continuidad en las políticas.
—Finalmente, ¿qué mensaje daría a los afiliados, especialmente a los jóvenes?
—Que mantengan la confianza, aunque con cautela. Los cambios serán duros, pero el objetivo es que el IESS tenga sostenibilidad en los próximos 20 o 30 años. Es vital que el actual Consejo Directivo construya reputación y credibilidad para que los ciudadanos sientan que sus aportes están seguros.