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La pista de shows de un prostíbulo de Santo Domingo, Ecuador, se convirtió en el escenario de una matanza.

En el local, ubicado en la vía Santo Domingo-Quevedo, acribillaron a cuatro hombres el sábado por la madrugada.

Las víctimas fueron el guardia, el DJ, uno de los meseros y un cliente que estaba compartiendo con unos amigos y familiares.

Narran los testigos que aproximadamente a las 02h00, dos hombres armados entraron al centro de diversión para caballeros y comenzaron a disparar a los presentes.

La primera víctima fue Leodán Fernando Alcívar Ganchozo, de 50 años de edad. Él sería el guardia del parqueadero. En el mismo sitio donde trabajaba quedó su cuerpo con varios impactos de bala.

Cuando los clientes escucharon los tiros, trataron de buscar dónde refugiarse y escapar de la muerte.
Uno de los que estaba dentro del nigth club contó que corrió a una de las habitaciones y se escondió. Pero en la parte de afuera se escucharon al menos 20 disparos.

Al cabo de unos minutos, cuando salió, se encontró con una imagen que no olvidará y eso fue lo que le describió a los policías, que llegaron minutos después para tomar procedimiento.

En medio de la pista de shows había un hombre muerto. Su cuerpo tenía tres heridas producidas por armas de fuego.

Minutos después se conoció que sería Luis Miguel Jordan Cañizares, de 28 años de edad. Él había llegado acompañado de su hermano, Justin Smith Jordan Cañizares, de 21 años, quien resultó herido en el atentado.

LOS OTROS DOS

A pocos metros de la pista, en el puesto del DJ, frente a los equipos de sonido, estaba otro de los cadáveres con un balazo. Un segundo fallecido quedó en el área del bar, con once heridas de armas de fuego.

Estas víctimas fueron identificadas como George Steven Farías Lara, de 24 años, y Manuel Alejandro Vivas Mendoza, de 37.

Ambos, al igual que el guardia del parqueadero, prestaban sus servicios como empleados del night club donde fueron asesinados.

Cuando llegaron los policías a la escena, levantaron los primeros indicios, entre los que estaban al menos quince vainas y una bala calibre nueve milímetros, así como tres teléfonos celulares.

Los cadáveres fueron trasladados hasta el centro forense, donde ayer por la mañana llegaron familiares y amigos en busca de respuestas.

Todos evitaron conversar con la prensa sobre lo sucedido. Pero coincidían en que sus parientes eran personas sanas, que no estaban mezcladas en negocios sucios o algún delito que los hubiera expuesto a semejante destino final.

Algunos, incluso, mencionaron que seguramente todo se originó como represalia con el propietario del establecimiento por tema de las extorsiones conocidas como ‘vacunas’.

Sin embargo, la hipótesis de los allegados de las víctimas no fue confirmada ni descartada por la Policía Nacional.
Desde la institución del orden lo único que se dijo respecto a este caso es que se estaban analizando los hechos, para, en el transcurso de las horas posteriores, ofrecer una rueda de prensa con los detalles de lo sucedido.
Hasta la presente fecha se han reportado en Santo Domingo de los Tsáchilas 96 muertes violentas.