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A Pedro Alcívar le toca repetir sus clases tres veces al día, en diferentes horarios, para que sus alumnos de cuarto de educación básica no se atrasen con el aprendizaje.

Esto porque no todos los  alumnos cuentan con la tecnología para recibir las clases virtuales que, por efecto de la pandemia del covid-19, se aplican en todos los niveles de la educación.
Él tiene 40 estudiantes, de los cuales 30 reciben la primera clase de 8h00 a 9h00 a través de la aplicación Zoom. Después le toca dirigir la clase a través de videollamadas en WhatsApp a un grupo de seis alumnos, y de 10h30 a 11h30 brinda la misma enseñanza de forma presencial a cuatro niños que no cuentan con ningún tipo de equipo para su aprendizaje virtual.
Las clases presenciales las dicta en su casa, hasta donde llegan los niños acompañados de sus madres.
Alcívar dice que la modalidad de las clases virtuales es muy estresante. No solo debe trabajar con los niños, sino también atender llamadas y mensajes de WhatsApp de los padres de familias que consultan las dudas de sus hijos en las materias básicas que enseña.
Igualmente, debe participar  en reuniones de trabajo con profesores y autoridades del plantel donde labora, pero a pesar de ello, señaló, su vocación de maestro le permite llevar adelante este desafío que enfrentan los profesores.