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Un desperfecto mecánico en el motor de la  lancha fue lo que provocó que tres pescadores de Ligüiqui quedaran a la deriva.
Los tripulantes llegaron el lunes a las nueve de la noche al Puerto de Manta, y sus familiares se arrodillaron cuando los vieron bajar del guardacostas de la Armada del Ecuador.
Todos lloraban y rezaban.
Ingrid Murillo corrió a abrazar a su esposo, Luis Parrales, cuando vio que puso un pie en el muelle. “Ha ocurrido un milagro. Mi esposo está vivo y vamos a pasar en familia. La comunidad estaba muy asustada porque temíamos lo peor”, expresó Murillo. Su esposo dijo que nunca más volverá a pescar.
Al arribo de los pescadores acudieron los paramédicos del Cuerpo de Bomberos, quienes los revisaron para confirmar si estaban deshidratados. Todos estaban bien de salud.
Luego acudieron a saludar a sus familiares y empezaron a llorar.
“Nosotros rezábamos por ellos. Nunca perdimos la  fe de encontrarlos con vida. Ahora vamos a pasar juntos el Día del Padre con nuestros hijos”, expresó Lourdes Reyes, esposa del pescador Jonathan Reyes.
Él dijo que sí volverá a salir pescar porque no tiene otro empleo. Dionicio Reyes Lucas también volverá al mar. Él es el dueño de lancha “Siempre Alejandro”, y contó que salieron a faenas de pesca el miércoles 3 de junio.
Dos días después quedaron a la deriva porque le ingresó agua al carburador del motor. Este dispositivo se encarga de preparar la mezcla del combustible en los motores.
Ana Reyes contó que su familia vivió una angustia al no saber nada de los pescadores. Ella es la pareja de Dionicio.
“Estamos eternamente agradecidos con las autoridades y con los pescadores de la comunidad que salieron a buscarlos”, dijo la mujer. Los tripulantes fueron hallados a la deriva por varios pescadores que navegaban en el barco “Maite”, frente a las costas de Esmeraldas. Fueron doce días  a la deriva.
Rómulo Donoso, capitán del Puerto de Manta, informó que desde que recibieron la alerta de la desaparición se activó un plan de búsqueda y rescate.