Sophie Turner, famosa por interpretar a Sansa Stark en Game of Thrones, sorprendió con declaraciones íntimas durante su paso por el podcast culinario Dish. Entre recuerdos de la infancia y anécdotas familiares, la actriz dejó ver un lado más humano: habló de su formación empírica, los miedos que arrastra desde sus primeros años y su nueva etapa profesional.

“Siempre tuve el paladar de una niña de cinco años”, admitió divertida, mientras contaba que nunca aprendió a cocinar platos complicados y que, cuando tiene visitas, prefiere pedir comida antes que arriesgarse en la cocina.

Lecciones aprendidas en el set

Turner aseguró que Game of Thrones fue mucho más que un trabajo: fue su verdadera escuela de actuación. Llegó sin experiencia previa, pero aprendió observando a compañeros con largas trayectorias y asumiendo la disciplina que exige un rodaje de esa magnitud. “Fue el mejor curso que pude haber tenido”, afirmó.

El rodaje también forjó una familia en el set. “Vivimos tantas cosas juntos que, al final, sentía que éramos casi una sola persona”, recordó, emocionada.

Fama, vulnerabilidad y autocrítica

Aunque su papel como Sansa Stark la catapultó a la fama, Turner reconoció que no le gusta verse en pantalla: “En los estrenos me obligan, pero después paso semanas sintiéndome mal”. También confesó que vivió momentos difíciles mientras grababa la serie, pero encontró en sus compañeros un apoyo constante.

La experiencia, según dijo, le enseñó más que cualquier clase formal de actuación, además de aportarle herramientas para afrontar la presión mediática y tomar decisiones profesionales.

Nuevos proyectos y cambios de registro para Turner

Turner se mostró ilusionada al hablar de sus nuevos papeles, especialmente en la serie Joan, donde interpreta a una persona real, algo que describió como un gran reto. También protagoniza Trust, un corto de ritmo acelerado que pronto se estrenará en Amazon. La historia gira en torno a una celebridad que, tras una filtración, debe esconderse en un “cuarto de pánico”, enfrentándose a sus miedos y secretos.

Para Turner, asumir personajes tan distintos es una forma de crecer como actriz y romper con la imagen que muchos aún asocian exclusivamente a Sansa.

Recuerdos familiares y rutina sin móviles

Entre los momentos más emotivos del podcast, Turner habló de las cenas familiares que marcaban su infancia: todos reunidos sin teléfonos para compartir historias y reír juntos. “Era nuestro momento para estar de verdad presentes”, contó. Ahora intenta replicar esa costumbre con su hija pequeña, aunque admite que no siempre es sencillo.

También se describió como una cocinera básica, capaz de preparar solo sus platos preferidos y nada más. “Si no sé cocinarlo, no invito a nadie”, dijo entre risas.

Turner más allá de Sansa: nuevos retos y futuro

Hoy, Sophie Turner dice sentirse en una etapa de transformación, buscando papeles que la reten y la saquen de su zona de confort. Reconoce que su carrera fue construida más por la práctica que por la teoría, pero eso, asegura, le ha permitido aprender de manera única.

Aunque el público la identifique para siempre como la heredera de Winterfell, Turner está enfocada en construir un recorrido artístico que la defina por lo que es ahora: una actriz en evolución constante, que mira hacia adelante sin renegar de su pasado.