La eminencia falleció a los 42 años, después de que los veterinarios decidiesen practicarle una eutanasia al no poder sobrevivir a un fallo multiorgánico.
Debby había vivido en estas instalaciones desde 1967, un año después de ser capturada cuando era tan sólo una cachorra en el Ártico ruso. Durante estos años, tuvo seis oseznos y vivió muchos años con su pareja, Skipper, que murió hace ya varios años, cuando tenía 34 años de edad.
Un récord
Debby está considerada por el Libro Guiness de los Récords como el oso polar más viejo del mundo, ya que aunque en la vida salvaje pueden llegar a vivir más de 30 años, la mayoría de ellos ni siquiera llega a la veintena.