Fue allá, como en hace fu, cuando el trío Los Panchos hizo su primera presentación en estas tierras. Como bien recuerdan los ñaños Mendoza Medranda, Pepé y Oswaldo; mi doctor César Acosta; el ingeniero Alberto Cedeño; Rafael Giler; el ingeniero Pepe Chávez… entre otros bohemios preclaros (se amanecían de claro en claro) de este Manabí de siempre. Esta noche, más de medio siglo después, la hazaña se repite con la presencia de Los Panchos en los salones de El Ceibo Real, en Portoviejo. Vienen liderados por Gabriel “Gabi” Vargas Aguilar, el hijo adoptivo del Güero Gil y su heredero en el dominio del requinto (instrumento que inventó el maestro Bojalil, oséase Alfredo Gil, y cuya ejecución con sus secretos se los transmitió a “Gabi”). El jarocho Gabriel es el único autorizado a usar la denominación de Los Panchos. La herencia del nombre la mantienen la viuda del Güero, doña Lupita Bedoy de Bojalil, y su hija Anita. (Vale anotar que el Güero se apellidaba, en realidad, Bojalil Gil). “Gabi” viene acompañado del vocalista principal y guitarra, Jaime Ariel Islas Miranda y en la segunda voz y guitarra, Taurino Vargas Aguilar. “Rayito de luna”, “No, no y no”, “Vagabundo”, “Una copa más”, “No trates de mentir” y un etcétera más largo que la lista de marinovios de Lañañadeste. Y para alternar, el magnífico dúo Los Reales, con la prima voz de Consuelito Vargas, y la segunda y guitarra de don Eduardo Erazo, con requinto y bajo. Un espectáculo digno de esta tierra bella cual ninguna. Y el que no va, se queda de año, ñaño.