Con el requerimiento de este servicio se puede comprender el problema que se multiplica en las áreas de emergencia, donde la asepsia y la naturaleza misma de esa especialidad son constantemente infringidas por el tumulto, el bullicio y el drama. De lo más normal es que el paciente sufra y desangre a vista y paciencia del populacho, esperando se desocupe una cama, y/o que se desocupen los congestionados médicos y enfermeras, generando un mayor drama social y angustia en los presentes. Pero, igualmente, hay situaciones en los que familiares o amigos de pacientes se toman las dependencias de salud demandando atención urgente, sin consideración alguna y en estado etílico. En ocasiones, incluso han violentado las áreas restringidas causando daños materiales y profiriendo amenazas contra la integridad física de los servidores de la salud, lo que realizan facilitados por la ausencia de seguridad policial en el lugar. Debe implantarse políticas fijas que permitan una rápida mejora de estos vitales servicios. De manera paralela, el IESS, que es uno de los mayores receptores de la liquidez monetaria del país, debe invertir urgentemente en ampliar sus hospitales en la provincia y también en diversificar la atención emergente y preventiva de la salud, acercándose a los sectores de mayor densidad poblacional, mediante centros de salud que deben gozar del equipamiento técnico y el personal adecuado, para cuidar del mayor activo de la nación: la vida y salud de sus habitantes, de entre los que deben ser privilegiados los de menor posibilidades económicas.